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"Hay que aceptarlo, las drogas han venido para quedarse", dice experto

El presidente de la mayor ONG de Europa dedicada a atender adicciones dice que hay que acostumbrarse a "convivir con ellas"

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Luciano Poyato, presidente de la UNAD, que es la mayor ONG de Europa dedicada a atender adicciones, considera que la sociedad "debe aceptar" que las drogas "han venido para quedarse" y acostumbrarse a "convivir con ellas", a la vez que ha asegurado que "ahora no hay más droga que antes".

Hay que ser conscientes de que gran parte de la juventud estará en contacto con las drogas y nuestra propuesta consiste en garantizar que, cuando consuma, corra los menos riesgos posibles

"Hay que ser conscientes de que gran parte de la juventud estará en contacto con las drogas y nuestra propuesta consiste en garantizar que, cuando consuma, corra los menos riesgos posibles", ha afirmado en una entrevista con Efe, con motivo de una jornada sobre adolescentes y adicciones celebrada en la Universidad de Deusto.

Poyato ha enfatizado que las adicciones son un "fenómeno cambiante" y el perfil del consumidor ha evolucionado desde hace 30 años, cuando se trataba de adictos a la heroína, a otras drogas o incluso a las recientes adicciones sin sustancia, como las nuevas tecnologías o las apuestas deportivas.

Sobre los heroinómanos -la UNAD ha atendido a unos 100.000 en España desde la década de los ochenta- ha recordado que estaban en la exclusión social y arrastraban problemas judiciales o el virus del Sida, mientras que en la actualidad el ámbito del consumidor se ha extendido y afecta a jóvenes y también a personas de mediana o avanzada edad.

Entre este último grupo ha citado un "fenómeno" que crece últimamente y es la adicción a los "hipnosedantes" por parte de mujeres de entre 45 y 60 años, a quienes se recetan esos fármacos para que vivan más tranquilas o duerman mejor, y al final desarrollan una dependencia.

Poyato no ha querido distinguir entre drogas legales e ilegales y ha remarcado que el alcohol es el primer problema de salud pública del país, porque además de los problemas mentales y físicos que acarrea, se da una permisividad alrededor de su consumo.

En referencia concreta al "botellón" y el consumo de alcohol entre adolescentes y jóvenes, ha puntualizado que no se trata de decidir o prohibir "dónde o cómo se hace", sino que se debe afrontar desde la consciencia de que "va a ocurrir y está ocurriendo".

"En este momento existe una población joven, con pocas expectativas y con un modelo de educación distinto", ha dicho y ha añadido que "cuanto más satisfecho esté uno con su vida menos tocará las drogas, mientas que la insatisfacción y el vacío personal conllevan una mayor relación con esas sustancias".

Esto mismo ocurre con la dependencia tecnológica, ya que si se cambian las relaciones personales por su uso, las personas con pocas habilidades sociales o que atraviesan un problema se pueden convertir en adictas.

"Si tienes una vida, no tienes por qué depender de la tecnología, porque no da sentido a esa vida", ha argumentado.

En el ámbito de las apuestas deportivas y la ludopatía, Poyato ha relacionado esta práctica con la falta de valores e incluso con el "ambiente de corrupción" y la idea de ganar dinero en poco tiempo, y ha precisado que la gente más excluida es la que más utiliza el juego.

Ante estos escenarios, la UNAD (Unión de Asociaciones y Entidades de Atención al Drogodependiente) propone mantener la asistencia y renovar los proyectos de prevención, poniendo el acento "más que en alertar o en asustar, en una visión integral y global, desde la escuela y acompañando a las familias que se enfrentan a este problema".

Esta ONG atiende en este momento a 46.000 personas que han demandado ayuda, y de ellas el 10 por ciento son menores de 16 años. Uno de sus objetivos es garantizar a todos al tratamiento y llegar a quien no lo demande.

Hasta ahora, según ha relatado, la población masculina es la que ha reclamado más tratamientos y por ello los diferentes dispositivos están muy orientados hacia ese género, pero ya ha comenzado una demanda femenina y las diferentes herramientas deben adecuarse a sus circunstancias, ya sea la presencia de hijos o el hecho de ser víctimas de violencia machista.

La responsabilidad en la lucha contra las drogas, según ha dicho, es de la sociedad en su conjunto, pero ha citado también la existencia de un sistema educativo "muy orientado" a lo académico y poco dedicado a la formación de la conducta y la personalidad, y una educación familiar que a veces "confunde cariño con dejar hacer".

En cuanto a la Administración, ha considerado que en la medida en que gestiona los recursos, en relación a las adicciones "no debería, al menos, bajar la inversión, pese a que ahora existen otras exclusiones económicas y sociales".

"Toda la inversión en lo social, y en concreto en drogas, tiene un retorno; los tratamientos y las campañas de prevención repercuten en el coste social", ha mantenido.

Ha opinado que los partidos políticos deberían alcanzar pactos sobre estos asuntos que superasen "el ciclo electoral de cuatro años", y ha recordado que el problema "no es más o menos crisis económica", porque en la época de bonanza, en España aumentó la pobreza, según datos de diversos indicadores europeos.

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