La deuda de las administraciones con la Sierra de Cádiz se acumula. Es la comarca olvidada. Lo dice Juan Manuel Armario, ex alcalde de Arcos y una de las voces autorizadas del PP en la zona por su experiencia política y trayectoria profesional. En los mismos términos se expresa Daniel Pérez, el joven alcalde de Puerto Serrano, militante de IU, en las antípodas ideológicas de Armario pero tan de acuerdo con él cuando asegura que las demandas de los 19 pueblos caen, por sistema, en saco roto. Nunca se cumplen las promesas. Si se le dan respuesta, siempre es a medias. Pero no se resignan a que sus esperanzas amarilleen en papel impreso (los campos de golf, las conexiones con Antequera, la Costa del Sol y Utrera, el hospital público) o que la Sierra cobre protagonismo para los partidos solo en campaña, y se reivindican.
Piden, nada más (y nada menos), el acceso en igualdad a los mismos servicios que el resto de territorios y apoyo para el desarrollo económico y social. Es cierto que no hay un problema grave de despoblación, con solo 3.700 habitantes menos en 10 años, pero hay que fijar la población. Juan Clavero, ex director del Parque Natural de Grazalema, miembro actual de la Junta Rectora en representación de Ecologistas en Acción y perfecto conocedor de la realidad rural, tiene claro que la solución no va a venir de la mano de grandes empresas ni tampoco de manera exclusiva por parte de las administraciones. Rechaza, de hecho, el PER. La comarca cuenta con 3741 trabajadores eventuales agrarios subsidiados. No se puede incentivar el paro, dice, y se muestra convencido de que el futuro pasa, como siempre ha pasado, por la iniciativa emprendedora de los vecinos. Son ellos mismos los que se han sacado las castañas del fuego tradicionalmente. Y aquí es donde se echa de menos el apoyo institucional. La clave está, asegura, en el sector agroalimentario y el turismo, también en la marroquinería y, en menor medida, la recuperación de negocios en torno al mueble. Hay unanimidad en el diagnóstico, aunque, aquí sí, encontramos matices en cómo desarrollar ambas actividades. Concretamente en la cuestión turística, pero, como Clavero, la totalidad de los representantes públicos consultados coinciden en que el potencial de la Sierra para por la agroindustria.
Clavero señala Bocaleones y Arroyomolinos, en Zahara; Gaidóvar y Benamahoma; Tavizna; y la vega de Ubrique, como zonas de huerta con actividad pujante o que se pueden recuperar e impulsar, en otros casos. El alcalde de Villamartín, Juan Luis Morales (AxSí), recuerda que el término cuenta con 330.000 hectáreas de riego para el cultivo hortofrutícola. Y Daniel Pérez indica que Puerto Serrano produce aceituna, fresa, nectarinas y melones. Grazalema, Prado del Rey y El Bosque, entre otras, facturan vino. La comarca dará el salto si, además, de producir puede manipular, envasar y distribuir. Como con el queso. La experiencia ha sido exitosa. El ex presidente de la Mancomunidad, Alfonso Moscoso (PSOE), saca pecho. Su pueblo, del que es alcalde, Villaluenga, es el más claro ejemplo de los beneficios que genera el control de toda la cadena: desde la cría y cuidado de ovejas y cabra, hasta la elaboración del producto, etiquetado y venta. Pero hace falta infraestructura. Moscoso lamenta que casi la mitad de municipios carece de polígonos industriales. En Puerto Serrano, relata Daniel Pérez, hay incluso problemas con el suministro eléctrico porque hay una única red. Armario propone que la Sierra se dote de un Centro Tecnológico Agroalimentario, como el de Jerez. Le secundan Morales, Moscoso, Pérez y el alcalde de Zahara de la Sierra, Santiago Galván, que apuesta, por otra parte, por que el desarrollo socioeconómico de la comarca pase por fomentar a la vez agroindustria y turismo. Propone, en este sentido, flexibilizar las normas de uso del parque natural.
Galván lo ilustra con un ejemplo. Si un propietario decide construir una casa de aperos, debería tener la opción de ampliar con dos o tres habitaciones que, posteriormente, pudiera alquilar para turistas. Ahora eso es impensable. El portavoz de Ecologistas en Acción no considera que la normativa sea un problema y aboga por el turismo sostenible. Sin embargo, tanto Moscoso como Armario lamentan que la hiperreglamentación haya frustrado la puesta en marcha de proyectos vinculados al golf y el turismo residencial en la última década. Arcos contaba con tres resorts y solo se construyó uno. Los proyectos previstos para Villaluenga y Prado del Rey, entre otros pueblos, acabaron tumbados. La restrictiva legislación impide, denuncia Moscoso, hasta levantar y poner en funcionamiento la escuela de pastoreo, para rescatar este oficio tan necesario junto al de hortelano, por ocupación de monte público. Aún así, no desiste y ha solicitado un millón de euros de fondos europeos.
Qué pasa con la ITI
Aunque a estas alturas es una incógnita qué pasará finalmente con la Iniciativa Territorial Integrada (ITI) en la Sierra. Hasta el momento, solo hay escepticismo. Pese a las buenas ideas. El alcalde de Villamartín relata que, en las primeras reuniones, se puso sobre la mesa la posibilidad de crear una red de caminos que pudieran recorrerse en bicicleta, a pie o a caballo, de más de 300 kilómetros, que conectara a todos los municipios. A mediados de año, no se había ejecutado ni un 2% del total del plan de dinamización del turismo para los Pueblos Blancos, dotado con 5,1 millones de euros. Hasta el momento, solo se han puesto a disposición de los ayuntamientos ayudas para la creación y reforma de oficinas de turismo, por un lado, y para la adquisición de mobiliario, por otro, según Daniel Pérez. “La ITI es como si un señor enorme estuviera sentado sobre un cofre lleno de monedas de oro y esperamos a ver qué hace, si se levanta”, agrega el alcalde de Puerto Serrano, al tiempo que reconoce que “pensábamos que iba a ser otra cosa”. Porque las necesidades, explica, son otras, como el arreglo de los accesos a la Vía Verde, la ruta de 36 kilómetros entre el municipio y Olvera, uno de los principales atractivos turísticos de la zona, que obligaría a ponerse de acuerdo a Junta y Diputación. El modelo turístico tiene como protagonista, en cualquier caso, al pequeño propietario. Salvo Zahara, que tiene cinco establecimiento hoteleros, con solo 1.400 habitantes, y sumará uno nuevo en breve, la proliferación de casas y viviendas rurales para alquiler, gracias a la legislación, es la tónica y ha permitido que aflore parte de economía no regulada y ha mejorado la calidad de la oferta. Pese a todo, la Sierra tiene casi 3.000 euros menos en renta neta anual declarada que el resto de la provincia. La comarca lleva olvidada demasiado tiempo.
Históricas demandas formativas
La Sierra ha reclamado tradicionalmente más recursos formativos. Hace unos años, el PP planteó la opción de poner en marcha una Escuela de Enfermería en la comarca. El alcalde de Villamartín, Juan Luis Morales, pide, por su parte, una Escuela Oficial de Idiomas, mientras que Juan Manuel Armario considera que podría dotarse a Arcos del Ciclo Superior de Música. Villaluenga espera, por otro lado, que se desatasque la Escuela de Pastoreo. En la comarca, tres de cada cuatro desempleados tiene estudios secundarios completados, según datos de la Junta de Andalucía.