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Sindéresis

Barra libre

O sea, que, si mañana le pegan una paliza en la calle a un boxeador, pues oye, igual debería gustarle la violencia

Publicado: 29/01/2023 ·
20:40
· Actualizado: 29/01/2023 · 20:40
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Autor

Juan González Mesa

Juan González Mesa se define como escritor profesional, columnista aficionado, guionista mercenario

Sindéresis

Del propio autor:

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Al final de Cocktail, el personaje que interpreta Tom Cruise se entera de que va a ser padre de gemelos y, ante el horror del dueño del bar, proclama: ¡Barra libre! Te da igual si su actitud va a conducir al cierre del negocio, porque es el final de la peli, ¿qué más da? Como el último día de clase cuando ya tienes las notas. Esa mentalidad de fin de ciclo y comienzo de otro, donde las viejas reglas no van a importar, se percibe en la entente formada por políticos reaccionarios, prensa reaccionaria y jueces reaccionarios.

Pongamos como ejemplo la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid, que no ve delito en que alguien asegure que Pablo Iglesias está vinculado al narcotráfico. Alguien que ha sido espía nacional, por cierto. La sentencia se basa en dos cosas así importantes. La primera es que, bueno, estando como está de convulso el clima político, y siendo tan inconcreta como es la afirmación, pues no pasa nada, la política es así, se sabe cómo se entra pero no cómo se sale, y si mañana te llaman pederasta lo mismo te da votos.

La segunda es directamente un ataque ad hominem contra Pablo Iglesias en que se le acusa de tener puño de hierro y mandíbula de cristal, porque bien que insinúa cosas cuando habla. Esto es en serio, ¿eh? Si no hubiese sido Pablo Iglesias, igual la sentencia hubiese sido distinta, admiten. Es literalmente una barra libre para que cualquiera, al menos en el ámbito jurisdiccional de esa misma audiencia, diga lo que quiera sobre esta persona, invente lo que quiera, insinúe lo que quiera, que Iglesias se lo va a comer con papas porque, además, según insinúan los jueces estos, se lo debe tener merecido.

O sea, que, si mañana le pegan una paliza en la calle a un boxeador, pues oye, igual debería gustarle la violencia y, bueno, estamos en un clima convulso en lo callejero. Si el boxeador es de Podemos, a ver si me entiendes. Esto no lo digo por victimismo. Esto lo digo porque en esta sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid se ha vuelto a poner sobre la mesa que, si algo ha salido en prensa, aunque sea en Ok Diario, la gente no es responsable de darlo como cierto, por más que el resto de prensa lo desmiente o no haya pruebas al respecto. Si Ok Diario dice mañana que se me vincula con las Tríadas, cualquiera puede llamarme mafioso o asesino, que no pasa nada, porque estoy metido en Podemos y porque quien lo diga lo ha visto escrito. Por lo menos si me sucede en Madrid, claro. Y Ok Diario fue creado y subvencionado para atacar a Podemos.

En el resto de España, espero que el bien jurídico a proteger siga siendo el honor, y se siga aplicando que todos tienen derecho al honor, incluso Pablo Iglesias o yo mismo. Espero y confío, porque creo sinceramente que la mayoría de jueces no están exaltados y fuera de sus casillas como el día en que sigues yendo a clase pero ya te han dado las notas, que, en términos de realidad, es solo la sensación de quienes se saben parte de un bando que va a ser ganador, y que cuando gane se les dará barra libre. El principio de trasposición de reaccionarios como Ayuso o Abascal, unido a la actitud de jueces que por algún motivo se creen inmunes a la acusación de prevaricar, nos dicen que, si gritan que el gobierno socialcomunista planea revertir el orden constitucional, es porque ellos planean revertirlo como medida real ante una amenaza fantasma. Algunos jueces parece que se lo estén jugando todo a que se les perdonará cualquier cosa si ganan los suyos porque todo lo que hicieron fue por defender la patria; incluso sentenciar que Pablo Iglesias no tiene derecho al honor. Están gritando barra libre como locos, pero el resto los miramos. Nos plantamos. Y les decimos: no. Las copas, se pagan, y tú pagarás todas las copas que te hayas bebido y todos los vasos que hayas roto. 

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