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Contramano: Sevilla sigue sin playa

Desde hace 21 años se viene prometiendo una playa en el meandro de San Jerónimo que no se materializa

Publicado: 26/07/2020 ·
22:56
· Actualizado: 26/07/2020 · 22:56
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  • Las piragüas llenan el Guadalquivir, que sigue sin playa en Sevilla. -
  • En menos tiempo en París se han ido adaptando casi 5 kilómetros en las orillas del Sena y el estanque de La Villette

Eva Oliva, concejal del grupo Adelante Sevilla, ha insistido este verano en que el gobierno local inicie los estudios para la creación de una playa fluvial en la dársena del río, a la altura de San Jerónimo, y de piscinas en diferentes tramos del Guadalquivir, entre otras medidas. Se ha lamentado de lo que es obvio con estas palabras: “Sevilla no está sabiendo aprovechar el enorme potencial social, medioambiental y recreativo que nos ofrece el Guadalquivir”.

No sólo Adelante Sevilla este año, e incluso el pasado, sino también otras formaciones políticas han propuesto, generalmente durante las campañas para las elecciones municipales, actuaciones más o menos similares para convertir las orillas y la dársena en la playa cuya carencia más se echa en falta en los días en que se frisan o se superan los 40 grados en la ciudad.

Y, sin embargo, cuando en el año 1999 el andalucista Alejandro Rojas Marcos incluyó en su programa la creación de una playa en el meandro de San Jerónimo fue objeto de una campaña de desprestigio y tomado a chacota. El hecho de que luego, con alguna que otra variante, el resto de los partidos políticos le haya copiado la idea demuestra una vez más que en algunas cosas Rojas Marcos se adelantó a su tiempo.


OLAS ARTIFICIALES

El ex-alcalde por el Partido Andalucista (PA) encargó al ingeniero trianero José Luis Manzanares, presidente de la multinacional Ayesa, que plasmara su idea en números e imágenes. Y lo hizo en una publicación a todo color parecida a un bloc de dibujo de mi época estudiantil que, lamentablemente, acabó perdido en la montaña de papeles que se forma en una Redacción periodística.

Si no recuerdo mal, proyectó acotar el fondo de saco del meandro para, mediante un sistema de inyección de oxígeno, purificar las aguas al tiempo que crear artificialmente olas que besarían las orillas. Alí, en una zona de unos 250 x 50 metros se verterían del orden de 60.000 m3 de arena para que pudieran solazarse unas 2.000 personas, las cuales tendrían a su disposición servicios complementarios por concesión administrativa, tales como chiringuitos, casetas para cambiarse de ropa, duchas, área de juegos, etcétera. Los concesionarios pagarían un canon que contribuiría a financiar el proyecto, evaluado por aquel entonces en el equivalente a 4 millones de euros, no demasiado caro teniendo en cuenta su posible grado de autofinanciación y cómo se tira el dinero en otras ideas menos atractivas.

Al resto de partidos les pareció tan vanguardista la idea, sustentada además por la ingeniería de José Luis Manzanares y Ayesa, que por puro miedo a que se convirtiera en una baza triunfal para el candidato andalucista la convirtieron en objeto de mofa, del tipo “las chaladuras de Alejandro”. “Chaladuras” que posteriormente no tuvieron escrúpulo alguno en tratar de imitar, cada uno a su manera.

SOLARIUM Y PISCINAS

Monteseirín (PSOE), que gobernó la ciudad durante doce años, tardó seis en lanzar un proyecto denominado ‘Enclave de río’ para reactivar los 5,5 kilómetros de orilla entre el puente de Triana y San Jerónimo. Los dos hitos más significativos iban a ser un solarium permanente para broncearse al aire libre en la zona tradicionalmente conocida como Chapina (entorno del puente del Cristo de la Expiración)  y otro, sólo para los meses de verano, entre el puente del Alamillo y el monumento a Colón en San Jerónimo. Y entre ambos se construirían instalaciones deportivas y culturales y hasta un parque infantil. Todo quedó sobre el papel.

Por su parte, el sucesor de Monteseirín, el popular Juan Ignacio Zoido, prometió en la campaña para las elecciones de 2011 una serie de proyectos digamos “fluviales” dentro de lo que denominó ‘Proyecto Corazón’, cuya idea-fuerza era, una vez más, convertir el Guadalquivir en la “calle ancha de Sevilla” (Rojas Marcos dixit). La mayor parte de sus propuestas eran en realidad competencia de otras Administraciones Públicas y las pocas exclusivamente suyas y de carácter recreativo o no las materializó en sus cuatro años de mandato o pasaron sin pena ni gloria, como la idea de habilitar dos grandes piscinas públicas, una a la altura más o menos de Plaza de Armas y la otra cerca del puente del Alamillo.

DE PUENTE EN PUENTE

El actual alcalde, Juan Espadas, prometió hace ya nueve años, cuando sólo era candidato destinado a la oposición tras los muchos escándalos de su correligionario Monteseirín, una gran plaza fluvial con cobertura vegetal  junto al puente del Cristo de la Expiración; a continuación, el denominado ‘Microdomos’, entre la pasarela de la Cartuja y el puente de la Barqueta con, entre otros, una plaza inundable y juegos de agua; siguiendo de puente en puente, la siguiente idea para el tramo entre el de la Barqueta y el del Alamillo consistía en convertir las orillas en una gran zona deportiva para practicar desde el baloncesto a la petanca; y como ya se le acababa el río, o mejor dicho la dársena, en el denominado ‘San Jerónimo Natura’ se trataba de convertir la zona entre el puente del Alamillo y San Jerónimo en espacio destinado al ocio ecológico, con pantalanes, circuitos para correr y, ¿adivinan?, ¡una playa urbana! Sí, más o menos como la de Rojas Marcos (salvando las distancias). A pesar de que entonces Espadas mostró a los medios hasta fotomontajes de cómo iba a quedar el río si él era elegido alcalde lo cierto es que todavía no ha materializado ninguna de esas ideas en los cinco años y pico que maneja la vara de mando.

Han pasado veintiún años desde que, en plan pionero, Rojas Marcos lanzó la idea de crear una playa fluvial con todo tipo de equipamientos en el meandro de San Jerónimo y, como es habitual en nuestra ciudad, se sigue rumiando sin que finalmente se haya hecho nada, quizás porque aquí el periodo de maduración es de unos 30 años como media.

PARÍS LA HACE REALIDAD

Tiempo ha recordé que mientras en Sevilla se tarda una eternidad en cualquier proyecto, en 2002, tres años después de la idea concebida por Rojas Marcos para el meandro de San Jerónimo, el alcalde parisino Bertrand Delanoe lanzó ‘Paris Plages’, consistente en la transformación de parte de la ribera del río Sena en una playa fluvial mediante el aporte artificial de arena (se habló de 5.000 toneladas) en la margen sita frente a la isla de la Cité, donde se halla Notre Dame. La iniciativa se completaba con un programa cultural y lúdico al aire libre y fue desde el principio un éxito apoteósico, hasta el punto de que cada año se ha ampliado a más tramos de la orilla equivalente a lo que en Sevilla sería la zona entre el muelle de las Delicias y San Jerónimo y a un canal, el ‘estanque de La Villette’, hasta totalizar cerca de 5 kilómetros.

En líneas generales, los espacios y actividades, que pudieron ser disfrutados tanto por nativos como por turistas, se calificaron como deportivos, culturales e infantiles. La oferta fue desde el principio  enorme. Fnac animó los primeros cuatro días con sendos conciertos en la Plaza del Ayuntamiento, donde se instalaron grandes pantallas, en los que actuaron una treintena de artistas y a los que asistieron 26.000 espectadores.

El estanque de La Villette fue el paraíso de los niños. Algo tan sencillo como una tirolina de 160 metros de larga para cruzarlo de una punta a otra a 8 metros de altura tuvo un éxito espectacular. La Federación Francesa de Automovilismo instaló un circuito de Karts eléctricos para enseñar a conducir a los adolescentes. También se habilitó un campo de mini-golf y hasta una mini Villa Olímpica y se ofertaron diversos tipos de embarcaciones: canoas, kayaks, barcos a vela…

En sucesivas ediciones los mayores han disfrutado de variadas animaciones, una biblioteca efímera, jardines de brumas, exposiciones como la interesantísima ‘Regardez, monsieur Monet…. comme la Seine a changé’ (‘Mire, señor Monet, cómo ha cambiado el río Sena), comparando fotográficamente la evolución de las riberas del río con cuadros del pintor impresionista; danzas de salón (el mayor éxito popular ha sido la zumba, mezcla de ejercicios aeróbicos y bailes latinos), concursos fotográficos y hasta cuatro pistas de voley-playa ante la fachada del Ayuntamiento. El presupuesto de este programa de un mes de duración era de algo más de un millón de euros, financiado por grandes compañías parisinas, por lo que al Ayuntamiento le resultaba gratis.

CADA VEZ MÁS

El éxito se multiplicó año tras año. Hace tres se abrieron las playas en los muelles del Sena las veinticuatro horas del día y durante los siete días de la semana, y las piscinas fluviales en el estanque (Bassin) de la Villette, desde las 9 de la mañana hasta medianoche. Y de un mes de duración se ha pasado a dos meses y pico.

Este año, a pesar de la pandemia del coronavirus y todavía durante el confinamiento decretado por entonces en la capital francesa, la alcaldesa en funciones, posteriormente reelegida, Anne Hidalgo, anunció que también este verano habría (como así ha sido) una nueva edición de ‘Paris Plages’ (Playas de París), con todas las precauciones que decreten las autoridades sanitarias-.

Y es que al cabo de diecinueve años y con una media de 300.000 participantes (el equivalente a casi la mitad de los habitantes de Sevilla) este programa de playas fluviales se ha convertido en imprescindible para los parisinos y turistaS y dotado de un atractivo más a la ciudad de la luz. Mientras, en la ciudad del sol que es Sevilla, todavía no se ha visto en el mismo tiempo plantar ni una sombrilla.

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