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Sevilla

El sentido común se impone en el coche, sobre todo si hay GPS

Unos turistas encajan su coche en unas escaleras de las Setas por un "error" del GPS

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  • El coche -

Las nuevas tecnologías se imponen en nuestra vida pero al conducir, no hay que olvidar el sentido común, especialmente con los dispositivos de orientación o GPS, sensatez que olvidaron aplicar los turistas asiáticos que el pasado domingo encajaron su coche en las escaleras que conducen al sótano de Las Setas buscando el aparcamiento de la Encarnación.

No es el primer incidente y accidente de tráfico que provoca el GPS, algunos con más voluntariedad que otros. En el caso de Las Setas, los turistas siguieron las indicaciones del dispositivo, entraron por la calle José Gestoso buscando el aparcamiento de La Encarnación y terminaron encajando el vehículo en las escaleras que conducen al sótano.

La fidelidad que le prestaron los turistas al GPS les llevó hasta las escaleras, lo que obligó a la Policía Local y a los Bomberos a retirar hasta los bolardos que delimitan la zona para que la grúa extrajera el vehículo.

Casos dramáticos

En este caso, no hay que lamentar daños personales pero los GPS, o mejor dicho, el seguimiento fiel de las indicaciones del GPS, sí que han provocado accidentes graves, algunos de ellos luctuosos, como la muerte, en noviembre de 2010, de un senegalés de 37 años en el pantano de La Serena, en Badajoz.

En aquella ocasión, y según explicó la Cruz Roja, el dispositivo GPS del vehículo, en el que viajaban dos personas, señaló una antigua carretera que acababa en el pantano, pero la oscuridad de la noche no les permitió frenar a tiempo y el vehículo se sumergió en el agua en muy pocos minutos.

Sólo uno de los ocupantes consiguió salvar la vida al lograr alcanzar la orilla a nado.
Otro de los accidentes más sonoros tuvo lugar el pasado mes de julio en Lille, Francia, cuando el conductor del autobús que cubre la ruta Amsterdam y Bilbao se “fió” de las indicaciones del GPS y no se percató de que la altura del túnel era demasiado bajo para el autocar que conducía, 2,6 metros de algo. Eso sí, había onviadotodas las indicaciones que sí existían en la ruta alertando de la altura del túnel del siniestro.

El resultado: un autobús incrustado bajo el túnel, con el techo cercenado casi al completo y una veintena de heridos de diversa consideración de los 44 pasajeros que viajaban en esa ruta, la mayoría, estudiantes universitarios.

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