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La Roma cofrade continúa sin su ‘César’

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Las cofradías son ingobernables. Ni la República, ni la Dictadura, ni los Monarcas, nadie jamás pudo dominar la fortaleza social de las hermandades sevillanas. Un régimen popular que se salta a la pirulé lo que un prelado pueda determinar en un cierto momento. Incluso, autoritarias ante la presencia de un presidente impuesto por éstas. Un discurrir para muchos catalogado como costumbrista, pero que cuando suceden situaciones extremas ninguno ejerce la responsabilidad y muy pocos saben a ciencia cierta a quién apuntar.

El desencuentro entre Los Panaderos y la Lanzada el Miércoles Santo reventó el vaso de la calma. Sin un control, sin apenas coordinación, cada cual se tomó la guerra por su cuenta y a punto estuvo de terminar aquello en un verdadero Rosario de la Aurora. Ni Cecop, ni Consejo, ni Palacio supieron dar respuesta a un hecho que si continuamos con Semanas Santas tan mojadas pudiera volver a acontecer. Un drama que en lo gubernamental, o lo que es lo mismo, en la política cofrade, no tiene respuesta.

Pero éste no es más que otro agujero sin tapar de entre tantos muchos desde que el Consejo fue decapitado por Adolfo Arenas, o por una seguridad cargada de efectivos pero poco práctica si continúa afirmando que Sierpes y sus laberintos es de fiar. Y aún más severo, cuando ni las propias hermandades respetan la mayor voz autorizada en todo este entramado, la del arzobispo. Por eso, así nos va y así iremos.

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