La belleza es Máximo...

Publicado: 16/09/2012
Miguel Ríos, Aute o Raimundo Amador emocionaron al homenajeado
Eran las nueve y cuarto de la noche cuando la magia empezó a dar sus primeros avisos de que no se marcharía hasta casi las claritas del día y así fue. El Monasterio de La Cartuja se vistió de gala para homenajear a una de las figuras clave de la integración del arte de la pintura, la fotografía y el diseño en el mundo de la música. Sus portadas de discos son la prueba irrefutable.

El pintor y fotógrafo Máximo Moreno disfrutó, se emocionó y pudo sentir en su corazón el cariño y reconocimiento no sólo de Sevilla: algunas vacas sagradas de la historia de la música española recorrieron muchos kilómetros para estar presentes anoche en el CAAC junto a su amigo.

La magia empezó a asomar al escenario justo al inicio, cuando la presentadora Angustias García dio paso a Diego Carrasco arrancando los primeros aplausos. Su canción a los jipitanos, gitanos hippies, como Camarón, Manuel Molina o John Lennon motivó a un público ya de por sí predispuesto a disfrutar toda la noche.

Pepe Roca, líder de la histórica banda Alameda, puso los pelos de punta a más uno con su versión del Hijos del Agobio de Triana para posteriormente recordar a los presentes lo que es una Noche Andaluza. En esta primera parte del multiconcierto el flamenco fue protagonista. Ricardo Miño subió al escenario para homenajear a Moreno; Arturo Pareja Obregón recordó a Sevilla desde su piano; Pepe de Lucía aportó su arte; Manuel Molina arrancó unos olés bien merecidos y Gualberto dio otra clase magistral de cómo fusionar el flamenco utilizando exóticos instrumentos como el sitar. Miño le acompañó en el escenario.

Luis Eduardo Aute no quiso faltar a la gran noche de su buen amigo y después de cantar La Belleza, De Alguna Manera y Anda soltó la frase de la noche. Guitarra en mano se dirigió a los presentes y dijo: “ Si la belleza existe, es Máximo Moreno” para después entonar, a capela, un Al Alba que fue coreado por todos los asistentes emocionadamente.

La noche iba subiendo de tono y la magia no se quería marchar. Entonces irrumpió Rafael Marinelli para empezar a disparar el marcador de los decibelios que tanto dentro como fuera del escenario crecían irremediablemente. La calidad del pianista y de sus músicos es incuestionable y así lo reconoció  el público que empezó a vibrar cuando Raimundo Amador, con su eterna Fender colgada al cuello, encabezó una serie de comparecencias que desataron la locura colectiva.

Acompañado por Pepe Bao, Lin Cortés, su hija Carmen y el último descubrimiento, un joven gallego llamado Miguel que a la batería promete darnos muchas alegrías auditivas, Raimundo, después de repasar algo de su repertorio, preparó al respetable para uno de los platos fuertes de la noche, Miguel Ríos. El granadino, acompañado por la banda de Raimundo y las incorporaciones de Pájaro y Raúl Fernández, homenajeó a Moreno con varias canciones y una muy especial, para finalizar, en la que la letra fue escrita especialmente para la mágica noche.

Sammy Taylor, el hijo de Silvio, junto a Charlie Cepeda compartió escenario con todos estos artistas un buen rato y dejó claras muestras de que los genes de su padre están muy vivos en su interior.

Después de esta apoteósis, Antonio Smash también se subió al escenario dando paso al fin de fiesta protagonizado por Canijo Royal Trío con Dogo, Charlie Cepeda y Pepe Suero que precedieron a Pájaro y su Santa Leone, con la corneta de Kini Triana erizando el bello, haciendo entrar en trance al respetable. Pepe Begines puso su arte en un fin de fiesta que culminó con la actuación de Zaguan.

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