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San Fernando

Camposoto, a la espera de que éste sea el último año de miserias

La arena aportada ha dejado la playa inmaculada pero el sistema dunar sigue desaparecido, el caño cegado y el agua podrida y al final está prohibido el paso.

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Faltan aparcamientos o sobran coches. No hay cultura de transporte público porque el transporte público en San Fernando siempre ha sido como es y como es no le gusta a la gente. Es la playa con más plazas de aparcamiento de los alrededores pero también es una playa con una única entrada y salida, mientras que otras playas urbanas tienen calles paralelas y perpendiculares en las que intentar –intentar- aparcar.

El debate está sobre la mesa y hay quien se inclina por usar parte de un parque natural que perdió hace mucho la lámina de agua y quienes prefieren que se potencien los transportes públicos y además, se conciencie de que no es necesario bajarse del coche y poner el culo en la arena (perdón).

Camposoto, de todas formas, afronta el que debería ser el último año en las condiciones actuales merced a los proyectos que ya han comenzado y que se prevé sigan su curso una vez finalice la temporada estival. O sea, el paseo marítimo con carril bici, una acera para que la gente no vaya jugándose la vida por la carretera y esas obras urgentes que se tenían que haber hecho este año pero no se ha hecho por eso de que la empresa más barata no siempre es la más fiable.


Salvo buen fin – se dice de los cheques bancarios esperando que haya dinero en la cuenta de pago- todo debe de cambiar y este año, al menos en lo que respecta a la arena, se han hecho los deberes. Tarde, demasiado tarde si Camposoto fuera un pilar económico por sí misma como pueden ser otras playas. Pero no lo es. Es una playa familiar y lo sigue siendo.

Por fuera, lejos de la arena recién aportada, las cicatrices de los temporales se siguen viendo porque apenas se ha tocado nada. Los cables de los servicios siguen por el suelo en el acceso 8 y el caño cegado deja ver el agua podrida a simple vista.

El poniente y el levante, cuando soplan fuerte, elimina los problemas de aparcamientos y la bandera amarilla que ondeaba este 15 de agosto festivo daba poco trabajo a los socorristas porque no había mucha gente en el agua.

Habrá que esperar lo que ocurre a partir de septiembre. Antes de que finalice el año ya se podrá adivinar si como se espera éste será un año de paso y las cosas cambiarán. O si las obras van tan atrasadas que los políticos sólo tendrán para vender en las elecciones un powerpoint y una infografía de colores como las que están enseñando desde hace años. Muchos años.

Por ahora la playa está para darse un baño. Pero no para hacer fotos.

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