A Fernando Trueba, que ayer estrenó en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián su película El baile de la Victoria, hablar sólo de cine español le parece “reductor”, prefiere hablar de cine en general, pero no duda en señalar que “se ha puesto a la opinión pública en contra del cine español”.
Molesto por cómo se “ha sacado de contexto” unas declaraciones suyas, en las que se leía que decía que el “cine español era una mierda”, Trueba ha explicado a Efe que el defiende que se “hagan películas malas, porque sólo de lo mucho sale lo bueno”, pero eso “ocurre con los periodistas y con los políticos, incluso con las canciones de amor”.
Trueba, que presenta El baile de la Victoria fuera de competición y es una de las tres cintas seleccionadas por la Academia de Cine para competir por los Óscar, asegura que “uno se dedica a su trabajo, en concreto al cine, porque creció con películas que le conmovieron”, pero considera que es “un error hablar en términos nacionales cuando se habla de arte y cuando se habla de seres humanos”.
“Yo –añade– no le pido el pasaporte a mis amigos, por lo tanto tampoco a las películas. No me gustan las nacionalidades, lo único que pido es que la gente vaya a ver películas buenas, vengan de donde venga y no se dejen arrastrar por la grandes promociones, porque muchas de ellas vienen de Estados Unidos y en su mayor parte son basura”.
Fernando Trueba, que en estos momentos está restaurando algunos de sus películas de mayor éxito, como Belle époque y Calle 54, ha querido rodar esta nueva película El baile de la Victoria, que llegará a las salas el 4 de diciembre, porque cuando estaba leyendo la novela del mismo título del chileno Antonio Skármeta, hace más menos cinco año, le “cautivó”.
“Lo cierto –asegura– es que empecé a rodarla ya en mi cabeza y dando forma a los tres personajes principales”, a los que dan vida en la pantalla el argentino Ricardo Darín y los chilenos Abel Ayala y Miranda Bodenhöfer.
En El baile de la Victoria, Skármeta y Trueba nos cuentan cómo con la llegada de la democracia a Chile se decreta una amnistía general para los presos sin delitos de sangre. Dos de ellos son el veterano Vergara Grey (Ricardo Darín) y el joven Ángel Santiago (Abel Ayala).
El primero, un especialista en reventar cajas fuertes, tiene la obsesión de volver a reunirse con su hijo y su mujer (Ariadna Gil) y el segundo, que llega a la cárcel por una fatalidad del destino, quiere venganza y dar un golpe junto al que considera su ídolo y maestro.
Pero en la vida de los dos aparece una joven bailarina muda (Miranda Bodenhöfer), que cambia sus destinos.
Incluso el propio Skármeta tiene un pequeño papel de crítico de danza dentro de este reparto que encabeza Darín, porque, según Trueba, siempre habían querido trabajar juntos.
“Pocas veces me he llevado con alguien mejor”, asegura Trueba. “Darín –añade– es capaz de hacerte reír desde las 8 de la mañana hasta la 1 de la madrugada.
Sé que el personaje de la novela tiene 10 años más, pero para la acción cinematográfica venía mejor que fuera un poco más joven”.
A Miranda la descubrió por casualidad en una audición en la Escuela del Ballet Nacional en el Teatro Municipal de Santiago de Chile, “un protagonista más de la película”, y desde que la vio con sus 16 años dijo: “esa es Miranda”, y en el caso de Abel, le gustó cuando le conoció en la película de Juan Carlos Desanzo El Polaquito.
El guión de El baile de la Victoria lo escribió primero con su hijo Jonas Trueba, “era la primera vez” que trabajaban juntos, y lo remató con Skármeta.
Por su parte, El prolífico cineasta francés François Ozon, uno de los mejores retratistas de la sensualidad elegante, presentó en la segunda jornada a competición del Festival de Cine de San Sebastián El refugio, una cinta en la que recorre el magnetismo sexual y emocional de la gestación.
Después de optar a la Concha de Oro con su película Bajo la arena en 2001, el director francés François Ozon vuelve a este festival con una cinta tan compleja como plácida. Un título discreto pero impecable en su poliédrica filmografía, que va desde el vodevil de 8 mujeres hasta el drama psicológico de Swimming Pool.
En El refugio aprovecha el embarazo real de Isabelle Carré, la actriz protagonista, para crear un filme especialmente palpable y premeditadamente sensual acotado a los nueve meses de gestación.
“Busqué a una actriz embarazada y mi agente me dijo que había tres en París y entre ellas estaba Isabelle. Estaba de siete meses y creo que su interpretación es única, porque estaba hormonalmente distinta, lo que marcó su manera de transmitir las emociones”, explicó Ozon en rueda de prensa.
Los protagonistas de la película son Mousse y Paul, interpretados por Carré y el cantante Louis-Ronan Choisy, y El refugio es una casa en la costa del sur de Francia donde se reencuentran plagados de carencias emocionales.
Por otra parte, la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, tras entregar a la actriz Maribel Verdú el Premio Nacional de Cinematografía, en un acto celebrado durante el Festival de San Sebastián, declaró que el texto que desarrolla la ley de cine estará listo en octubre o noviembre.
“Hay que esperar a que una vez esté redactado reciba el visto bueno de Bruselas, porque al afectar a ayudas públicas, tiene que ser compatible con otras leyes europeas”, añadió.