En "Cinco metros cuadrados", Fernando Tejero y Malena Alterio vuelven a ser pareja y "Open 24 H" presenta el día a día de un vigilante nocturno.
Un caso de corrupción durante la burbuja inmobiliaria, en "Cinco metros cuadrados", de Max Lemcke, y el retrato de un universo opresivo, en "Open 24 H", de Carles Torras, han compartido este domingo la jornada en la sección oficial de largometrajes del decimocuarto Festival de Cine Español de Málaga.
En "Cinco metros cuadrados", Fernando Tejero y Malena Alterio vuelven a ser pareja en la ficción, en este caso con planes de boda, y compran sobre plano un piso con vistas al mar cuyas obras se paralizan poco antes de la entrega de llaves, lo que lleva al protagonista en última instancia a actuar a la desesperada.
"La película cuenta cómo un héroe anónimo sin grandes pretensiones busca conseguir su anhelo, muy normal y cotidiano, que es tener una casa y fundar un hogar sin grandes lujos, y ese sueño se convierte en un infierno", ha afirmado en rueda de prensa Lemcke.
Este "perdedor moderno", es "un símbolo en estos momentos de confusión, tiene un gesto de dignidad y de lucha", según el director, que cree que en ningún momento se justifica la violencia, sino que "ante los que nos han metido en este absurdo hay que decir algo y oponerse".
"Es sólo una pequeña pataleta, un gesto necesario que nos redime a todos nosotros y nos coloca en una situación de dignidad frente a la humillación por parte de los poderosos", ha añadido.
Sobre el reparto, Lemcke ha explicado que quería volver a trabajar con Malena Alterio después de su pequeño papel en su anterior película, "Casual day", y con el guión ya escrito vio "que el papel de la protagonista funcionaría muy bien con ella".
Inicialmente, tenía "prejuicios" sobre la posibilidad de que Tejero fuera el otro protagonista, "por el miedo a repetir con elencos que en otras películas han funcionado", aunque finalmente comprobó que sería "un buque insignia" para el proyecto.
Por su parte, "Open 24 H", el tercer largometraje dirigido por Carles Torras, supone la apuesta más personal hasta ahora de este director, al haber rodado en blanco y negro, con escenas cortas y repetitivas que pretenden retratar el universo monótono y opresivo en el que vive el protagonista.
La película presenta el día a día de un vigilante nocturno de una chatarrería que convive con su hermano, que sufre una minusvalía física y psíquica, y su padre maltratador.
Torras ha compaginado por primera vez la faceta de director con la de productor, consciente de que ésta es "una película muy personal en la que era difícil convencer a un productor para que creyera en el proyecto", ha afirmado en rueda de prensa.
"Queríamos expresar una serie de ideas apoyándonos en un lenguaje cinematográfico muy elaborado y con imágenes sugerentes, no sólo contar una historia con un trasfondo social", ha añadido.
Sin ser autobiográfica, la película muestra "emociones o estados de ánimo" con los que Torras y cualquier espectador "se puede sentir identificado en una sociedad urbana e industrializada en la que las personas pueden quedar alienadas por su condición social".
"Cada día coges el Metro y ves personas así, que trabajan de noche o ganan un sueldo con el que no llegan a final de mes, hacen un trabajo que no les satisface o han perdido la autoestima por las circunstancias en las que han crecido o se han educado", ha señalado Torras.