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Acusado del crimen de Purchil niega su implicación y afirma que consiguió huir de los narcos

El acusado Raúl C.C. también frecuentaba los mismos ambientes, y conocía a los dos jóvenes. Por ello, y al tener noticia de la intención de los colombianos, se puso en contacto con ellos y a cambio de recibir "una cantidad de cocaína o dinero" decidió facilitarles su "criminal propósito"

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El único imputado y detenido por el doble crimen que tuvo lugar en el Camino de Purchil, en Granada capital, en la noche entre el 1 y el 2 de abril de 2009, ha negado este lunes ante el jurado que lo enjuicia en la Audiencia de Granada haber participado en el asesinato de los dos jóvenes de etnia gitana que fueron encontrados en una ladera maniatados y con cocaína esparcida sobre sus cuerpos.

   Raúl C.C., de 26 años, ha explicado ante el tribunal que los dos fallecidos y él mismo, que se desenvolvían en ambientes de consumo y tráfico de estupefacientes y eran amigos, habían planeado dar "un palo" a unos narcotraficantes colombianos, simulando un intercambio de dinero por droga para quedarse con un total de cuatro kilos de cocaína y lucrarse de este golpe.

   De hecho, el procesado, que se enfrenta a un total de 20 años de prisión por dos delitos de asesinato en concepto de cómplice, ha reconocido que él ya había participado en acciones de este tipo anteriormente, aunque era la primera vez que planeaba algo similar con sus dos amigos, J.F.C. y M.F.A., de 24 y 25 años respectivamente.

   Según ha dicho, fue J.F.C. quien a través de un prostituta colombiana con la que tenía una relación se puso en contacto con dos narcotraficantes de la misma nacionalidad a los que ha identificado con los nombres de 'Jose' y 'Edu', con los que llegaron a quedar los tres en Alcalá de Henares, en Madrid, para cerrar un trato para la compra de los cuatro kilos de cocaína.

   La intención de los tres, los dos fallecidos y el acusado, era sin embargo estafar a los narcos y apropiarse de la droga para venderla por su lado y para ello urdieron un plan por el que entregarían en el intercambio la mitad del dinero "de verdad" y la otra mitad "en falso" para, en el transcurso de la operación, maniatar a los colombianos y robarles. De hecho, llegaron incluso a esconder tres armas en las cercanías del lugar acordado para acceder a ellas y utilizarlas para inmovilizar a los que pretendían robar.

   Inicialmente acordaron encontrarse en la zona del pantano de Cubillas, en la provincia de Granada, pero la presencia de la Guardia Civil en el lugar frustró la operación, que los colombianos decidieron aplazar a una fecha dos semanas más tarde, ya en el Camino de Purchil.
LA NOCHE DEL CRIMEN

   La noche indicada fue la del 1 de abril, y la hora a las 23,30 horas. Los dos jóvenes de etnia gitana y el inculpado decidieron llegar antes y colocar los tres vehículos que llevaron de cara al camino, para ver a los narcos llegar. Mientras esperaban, Raúl C.C. ha sostenido que se apartó unos metros para orinar, y, en ese momento, vio llegar a los colombianos, que, tras un intercambio de palabras con sus dos amigos les apuntaron con sus armas y les dispararon, marchándose a continuación del lugar.

   El joven procesado, que consiguió esconderse y salir corrriendo de allí pudo ver sin embargo cómo uno de los dos colombianos, que llevaban un pasamontañas pero que llegaron en el mismo vehículo que ya había visto a los tales 'Jose' y 'Edu', le apuntó con un arma. "Yo podría estar muerto. Pensé que iban a venir a por mí", ha indicado ante el tribunal del jurado.

   Raúl C.C. ha relatado que salió de su escondite cuando los colombianos abandonaron el lugar y fue a comprobar el estado de sus dos amigos, según ha señalado, pero, al verlos sin vida, se marchó de allí "sin saber adónde ir", aunque finalmente acabó en su barrio, el polígono de Almanjáyar.

   No contó nada a la Policía ni a la Guardia Civil por "miedo" a las represalias de los colombianos no sólo contra él sino también contra su familia, según ha mantenido el procesado, que ha negado que él condujera allí a los colombianos para que ajustaran cuentas con los dos jóvenes, para evitar así pagar a uno de ellos una deuda por el pago de un coche de alta gama. "Yo ese coche lo podía haber pagado de una vez. Jamás en la vida haría algo así por un coche", ha asegurado.

   Las personas que presuntamente se encargaron de acabar con la vida de los jóvenes, narcotraficantes colombianos, no han podido ser localizados, por lo que la Fiscalía sólo acusa a Raúl C.C., para el que solicita un total de 20 años de prisión, 10 por cada delito de asesinato en concepto de cómplice, la misma pena que piden las familias de los dos jóvenes, personadas como acusación particular.
ACUSACIÓN DE LA FISCALÍA

   Según consta en el escrito de acusación del Ministerio Público, los fallecidos, identificados como J.F.C. y M.F.A., se desenvolvían en ambientes de consumo y tráfico de estupefacientes, y en los años 2008 y 2009 habían contactado con traficantes de droga de origen colombiano, a los que en alguna ocasión habían conseguido robarles cocaína.

   Ello originó que los colombianos decidieran acabar con su vida, "con el fin también de enviar un mensaje y evitar que terceras personas" les robaran de nuevo, según señala el fiscal.

   El acusado Raúl C.C. también frecuentaba los mismos ambientes, y conocía a los dos jóvenes. Por ello, y al tener noticia de la intención de los colombianos, se puso en contacto con ellos y a cambio de recibir "una cantidad de cocaína o dinero" decidió facilitarles su "criminal propósito".

   El plan que elaboraron consistía en que Raúl, con la excusa de realizar una operación de compra de droga a unos colombianos que venían de Madrid, conduciría a un lugar solitario a J.F.C. y M.F.A. para que los narcotraficantes acabaran con su vida.

   Así, y de acuerdo con el plan convenido, sobre las 23,30 horas del día 1 de abril de 2009 Raúl condujo y acompañó a ambos por el Camino de Purchil de Granada a un camino de tierra paralelo al río. Al llegar a ese lugar, los narcotraficantes colombianos que no han sido identificados aparecieron y dispararon a quemarropa cuatro disparos en la cabeza de los dos jóvenes, dos a cada uno de ellos, causándoles la muerte. Asimismo, a modo de "mensaje" para las personas que se mueven en esos ambientes, espolvorearon 30 gramos de cocaína sobre el cadáver de uno de ellos.

   La Fiscalía atribuye al único inculpado dos delitos de asesinato en concepto de cómplice por los que, además de 10 años de pena de cárcel por cada uno de los dos delitos --en total 20 años--, solicita el pago de indemnizaciones por valor de 236.000 euros, 100.000 a cada esposa de los fallecidos y el resto a sus padres.

   La defensa por su parte pide la libre absolución de Raúl C.C. de quien niega su participación en los delitos que se le atribuyen.

   El juicio que ha arrancado este lunes en la Sección Primera continuará este martes con la declaración de los testigos propuestos por las acusaciones, y se prevé su finalización para el próximo viernes, cuando el jurado podría hacer público su veredicto de culpabilidad o no culpabilidad.

   Durante toda la primera sesión se han concentrado en las inmediaciones de la sede de la Audiencia, la Real Chancillería, familiares de los dos fallecidos, que no han podido entrar en la sede judicial como público por protagonizar una serie de incidentes a la llegada del acusado, y que han pedido "justicia" para las víctimas.

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