La Junta de Andalucía ha endurecido la pasada semana las restricciones en las residencias de mayores como medida preventiva ante nuevos brotes de coronavirus. De manera que, a partir de ahora, los nuevos ingresos, las visitas y los paseos de los usuarios se podrán limitar según la evolución de la enfermedad en el municipio en el que se ubique el centro, según explicó el consejero de Presidencia, Administración Pública e Interior, Elías Bendodo.
“No quiero ni pensar en que se endurezcan las condiciones en las que accedemos a las instalaciones para poder ver a nuestra madre”, lamenta Laura (nombre ficticio), quien reconoce que “la distancia de seguridad, las mascarillas, las pantallas de protección y el obligado y exclusivo contacto visual han reducido a casi nada la experiencia de pasar un rato” con su madre (en un centro de la provincia), que padece demencia senil.
“La falta de contacto físico nos ha supuesto renunciar al hábito de comunicarnos piel con piel, que es fundamental en este tipo de personas”, insiste.
La prevención gana el pulso. La alarma y el sufrimiento viviendo durante los meses más duros de la pandemia han llevado a extremar cuidados y hasta han impuesto la ley del silencio en la política de comunicación. Con más de 300 casos en la provincia de Cádiz, 78 fallecidos y con numerosos procedimientos abiertos por Fiscalía, tanto la Administración Pública como las empresas responsables de centros privados expresan la máxima cautela a la hora de valorar la nueva normalidad en el sector, ofrecer detalles sobre el funcionamiento en la actualidad o valorar las modificaciones en la normativa.
Fuentes de la Delegación territorial de Salud y Familias en Cádiz se remiten a las declaraciones de Bendodo y a lo dispuesto en el último decreto porque, argumentan, “este es un tema muy sensible que genera mucha inquietud entre usuarios, sus familiares y los propios profesionales”.
El departamento de relaciones con los medios de Vitalia, por su parte, envía por correo electrónico el protocolo que contiene las medidas de prevención higiénico-sanitarias y elude pronunciarse sobre sus instalaciones en la provincia de Cádiz.
“El confinamiento, con el temor y la incertidumbre de no saber el nivel de protección adoptado por el centro y las alarmantes noticias sobre las residencias nos hacían temer lo peor”, rememora Laura.
El Ejecutivo autonómico tuvo que tomar las riendas en las instalaciones de la Cruz Roja, en San Fernando; Nuestra Señora de los Remedios, en Ubrique; y La Marquesa, en Jerez. También se vio obligado a evacuar a los mayores de las instalaciones municipales de Alcalá del Valle a La Línea, donde permanecieron más de un mes.
La información que trasladaban los empleados a las familias y las videollamadas durante el tiempo en que se suspendieron las visitas y la realización de test tanto a los internos como al personal durante la desescalada calmaron los ánimos, hasta que se autorizaron los ansiados reencuentros de manera limitada.
“Ahora visitamos a mi madre media hora, una vez en semana, alternándonos dos personas”, explica. Nada que ver ni en frecuencia ni en intensidad con los hábitos de la familia antes del estado de alarma. Entonces, relata, “cogerle las manos, besarla y acariciarla a menudo eran la mayor recompensa de ese otro tiempo”.
“Lo peor de todo es que miras hacia adelante y no sabes hasta cuándo va a durar todo esto. Si supiéramos una fecha límite, nos daría la fuerza necesaria para seguir esperando, pero en estas condiciones... es difícil sobrellevarlo”, admite, preocupada ante el sombrío panorama.
El virus sigue circulando y la preocupación entre el personal sanitario está en la incidencia a la vez del virus de la gripe, de manera que el Servicio Andaluz de Salud (SAS) reforzará la campaña de vacunación.
Actualmente el cien por cien de las residencias de Andalucía se mantiene libre de Covid-19, pero la Junta, que hace seguimiento a los 1.107 centros existentes en la región, no bajará la guardia. Desde abril y hasta la fecha, se han realizado 222.485 test rápidos.