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Año 2021: las vacunas vacían UCI, pero el virus colapsa los centros de salud

Los expertos consideran que inmunización ha sido un éxito pero alertan del caos en Atención Primaria, que podría elevar la mortalidad a la larga

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  • Colas en un centro de salud en Jerez durante los primeros días de la campaña de vacunación de niños de entre 5 y 11 años. -

El pasado lunes hizo justo un año de que comenzaron a administrarse las vacunas contra el Covid en Cádiz. Antonio y Esteban fueron los primeros en recibir las inyecciones con esperanza. “La campaña ha sido verdaderamente un éxito”, se felicita Francisco Moreno, miembro de la Sociedad Andaluza de Alergología e Inmunología Clínica (Alergosur), quien considera un acierto que las comunidades autónomas se hayan hecho cargo de la gestión.

“Se ha cumplido el objetivo”, insiste. “Con la vacuna -explica-, si nos contagiamos, clínicamente estamos preparados para responder a la infección de manera que la sintomatología sea leve o ninguna”.

De hecho, el Grupo de Trabajo de Infecciones de la Sociedad Andaluza de Médicina Intensiva y Unidades Coronarias (Samiuc) concluye en un estudio publicado esta misma semana que, de los 120 pacientes ingresados en UCI en la región, casi la mitad no había recibido el fármaco contra el Covid.

El medicamento también reduce el periodo de transmisibilidad, apunta Moreno, hasta el punto de que la Comisión de Salud Pública ha cambiado el protocolo, estableciendo que los contactos estrechos no tendrán que guardar cuarentena si están vacunados con la pauta completa.

Pero el fármaco no es suficiente. El portavoz de Alergosur explica que el virus tiene aún vía libre para mutar en territorios donde el sistema público de salud es frágil y la vacunación no se ha generalizado. Y esas variantes suponen una amenaza, tal y como estamos comprobando ahora con ómicron.

Moreno aclara, no obstante, que la sexta ola no está causada por la cepa originada en Sudáfrica. “El problema está en la relajación de las medidas preventivas durante el puente de la Constitución”, afirma rotundamente. “En solo quince días, el Covid nos ha dado una nueva lección en este segundo año de pandemia”, lamenta.

Fernando Ramírez, vocal de Atención Primaria del Colegio de Médicos de Cádiz, no disimula su indignación al respecto. “Parece que no aprendemos y volvemos a caer una y otra vez en los mismos errores”, exclama. Si bien admite que no estamos en la casilla de salida, dado que, pese a que Cádiz se encuentra en riesgo muy alto por la elevada tasa de incidencia, la presión hospitalaria es controlable todavía, considera que es preciso tomar medidas restrictivas ya porque “la obligatoriedad del uso de la mascarilla en exteriores o contratar médicos jubilados son medidas de risa”, que no solucionan nada y agrava la crisis que sufre la Atención Primaria.

El colapso de las UCI ha encendido las alarmas en las olas anteriores de coronavirus. Sin embargo, el caos se ha trasladado a los consultorios y centros de salud, ante la avalancha de contagiados que necesitan test o acuden porque tienen síntomas compatibles con el Covid pero quieren determinar la patología, y los cuellos de botella provocados por la paralización de la actividad presencial durante meses. Pero todo esto no parece inquietar en absoluto a las administraciones públicas. “Las élites que nos gobiernan no las usan y, por lo tanto, la infrafinancian y, lo que es peor, la ocultan”, denuncia.

No obstante, el papel que desempeñan es fundamental en el sistema público de salud porque descongestiona hospitales y urgencias, reduce listas de espera y está demostrado que reduce la mortalidad en un 25%. Ramírez, que también es presidente de la plataforma de sanitarios de Atención Primaria Basta Ya, advierte de que en su centro de salud en Sanlúcar se está dando cita para analíticas para marzo. “Es preciso reforzar plantillas”.

Pero propone, asimismo, que se tomen medidas administrativas para aliviar la carga de trabajo: un médico de familia atiende a entre 40 y 50 pacientes al día, a los que en ningún caso dedica diez minutos, cinco apenas si la consulta es telefónica, porque el trabajo burocrático como despachar bajas o facilitar el pasaporte Covid les ahoga; y las consultas de acogida, en las que un enfermero realiza una primera valoración del usuario, solo funcionan en menos de la mitad de los consultorios andaluces. Por último, apela a la responsabilidad de la población, tanto para prevenir como para hacer uso del SAS.

 

 

 

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