Los políticos norirlandeses condenaron hoy la violencia de la pasada noche, que culminó más de siete días de disturbios
El ministro británico para Irlanda del Norte, Brandon Lewis, prevé este viernes conversar con los líderes políticos y religiosos norirlandeses tras otra noche de disturbios en la zona entre tensiones internas exacerbadas por el Brexit y la pandemia.
Tras llegar el jueves a la provincia británica, Lewis dijo que en los próximos días tratará de "facilitar un debate constructivo sobre la mejor resolución" del conflicto, que amenaza con propagarse entre las comunidades unionistas-protestantes (leales al Reino Unido) y republicanas-católicas (partidarias de la unión con Irlanda) enfrentadas en una guerra paramilitar en el pasado.
Los políticos norirlandeses condenaron hoy la violencia de la pasada noche, que culminó más de siete días de disturbios instigados inicialmente en áreas protestantes, con la participación de grupos paramilitares.
Anoche, la Policía respondió con cañones de agua (prohibidos en el resto del Reino Unido) a una multitud de jóvenes, en este caso al parecer del bando republicano, que lanzaban piedras y petardos en el oeste de Belfast.
El jueves, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se sumó a los llamamientos de calma lanzados por el primer ministro británico, Boris Johnson, y su homólogo irlandés, Micheál Martin, "guardianes" del proceso de paz de 1998, que puso fin a décadas de conflicto armado en Irlanda del Norte.
Los actuales disturbios empezaron en parte por el descontento de la comunidad protestante con el protocolo para Irlanda del Norte del acuerdo del Brexit (salida del Reino Unido de la Unión Europea), que impone controles comerciales fronterizos entre esa región, integrada en el mercado único comunitario, y el resto del Reino Unido, lo que perciben como una amenaza a la integridad territorial.
Los unionistas están indignados asimismo por la decisión de la Fiscalía norirlandesa de no imputar a miembros del Sinn Féin, brazo político del ya inactivo Ejército Republicano Irlandés (IRA), que asistieron el pasado junio al funeral de un antiguo líder del IRA pese a las restricciones por la pandemia.
Los disturbios se han ido extendiendo hasta producirse en las calles limítrofes entre barrios protestantes y católicos, lo que causa preocupación política ante una posible escalada de los enfrentamientos.