La expresidenta de Brasil Dilma Rousseff (2011-2016) afirmó hoy en Montevideo que su país es ingobernable debido a la "fragmentación partidaria" que, además, lleva a un desplazamiento "hacia la derecha" de la ideología política.
"Es imposible que un país con la complejidad de Brasil tenga un frente que sea capaz de garantizar la gobernabilidad", expresó durante una rueda de prensa previa a su participación en la charla "Yo defiendo la democracia", en la sede de la coalición oficialista uruguaya, el Frente Amplio.
La exmandataria sostuvo, además, que "cualquier partido progresista popular y democrático que llegue al poder tendrá extremas dificultades, no por hacer una alianza especifica, sino por la crisis que vive hoy el sistema político brasileño al ser extremadamente fragmentado".
Rousseff dijo a la prensa que en Brasil hay "cerca de 25 partidos que ejercen actividad parlamentaria y 52 a la espera del registro del Tribunal Superior Electoral, lo que supone una fragmentación partidaria monumental".
"Nadie puede suponer que existen 25 programas de gobierno para Brasil, no existen. Lo que lleva a esta fragmentación son dos cosas: el acceso al fondo partidario, que son los recursos públicos destinados a los partidos y el tiempo de televisión (para propaganda electoral)", explicó.
Según Rousseff, cuando era presidenta, necesitaba el apoyo de 14 partidos para obtener la mayoría simple de votos en el Congreso, mientras que cuando Luis Ignacio Lula da Silva estaba en el poder (2003-2010) dependía de seis partidos, y Fernando Henrique Cardoso (1995-2003) de apenas tres.
La brasileña reconoció que pese a que ella y Lula protagonizaron Ejecutivos de izquierda, el pueblo también terminó por formar parlamentos "más conservadores", lo que torna más difícil el hecho de gobernar.
Por fin, Rousseff también criticó al expresidente de la Cámara de Diputados actualmente detenido por crímenes de corrupción, Eduardo Cunha, por haber estructurado una "hegemonización" de los partidos de centro, como el Partido de Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), del que forma parte el actual presidente del país, Michel Temer.
"El centro dejó de ser progresista y pasó a ser neoliberal y extremadamente conservador, no solo desde un punto de vista de los derechos individuales sino también de los colectivos y sociales", destacó.