El vicepresidente brasileño, Michel Temer, admitió por primera vez que se "prepara" para asumir el mes próximo el lugar de la mandataria Dilma Rousseff, quien hoy perdió el primer embate de cara a un posible juicio político en el Senado.
La comisión de 21 senadores que analizará si existen méritos jurídicos para procesar a Rousseff celebró hoy su primera reunión de trabajo para elegir a su presidente y al instructor, y ambos cargos, claves en el proceso, quedaron en manos de la oposición.
La Presidencia la tendrá Raimundo Lira, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que ha roto con el Gobierno y está encabezadopor Temer, quien asumiría el poder en caso de una destitución de Rousseff.
El cargo de instructor, que elaborará un informe que recomendará procesar a Rousseff o archivar el caso, recayó en Antonio Anastasia, del opositor Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), elegido en medio de la queja generalizada del oficialismo.
La comisión decidió que el día 6 de mayo votará si recomienda que Rousseff sea procesada, con lo cual, si eso se aprueba, el pleno del Senado debería decidir alrededor del 10 de mayo si se instaura un juicio con miras a la destitución de Rousseff.
Si el Senado abre el juicio político, Rousseff será separada del cargo durante los 180 días que puede durar el proceso y su vacante sería cubierta durante ese período por Temer, quien completaría el mandato que vence el 1 de enero de 2019 en caso de su destitución.
El vicepresidente dejó muy claro hoy que está consciente de esa posibilidad y, en una entrevista con el diario O Globo, admitió por primera vez que ya se "prepara" para asumir el poder.
"Me encuentro en una situación muy difícil", dijo Temer, quien explicó que si bien es necesario aguardar la decisión del Senado, también debe "estar preparado" para "asumir al día siguiente", si la Cámara Alta se inclina por procesar a la mandataria.
Temer reconoció a O Globo que las consultas que ha entablado en las últimas semanas con dirigentes políticos, economistas y otras personalidades son "sondeos" de cara a un posible Gobierno, pero aclaró que no ha "asumido compromisos con nadie" sobre cargos.
Sin embargo, dio algunas pistas sobre algunos de los ministros que pudiera escoger para el caso de asumir la vacante que abriría el posible juicio político contra Rousseff.
Temer dio a entender que el Ministerio de Hacienda, un cargo más que fundamental debido a la aguda crisis económica del país, sería ocupado por Henrique Meirelles, quien fue presidente del Banco Central entre 2003 y 2010, durante los dos mandatos del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Meirelles ha hecho la mayor parte de su vida pública en la banca privada y llegado a ser presidente mundial del BankBoston, por lo que cuenta con el aval de los mercados financieros.
"Confieso que si tuviera que asumir hoy, el ministro de Hacienda sería él", declaró Temer, aunque indicó que "nadie sabe qué puede pasar mañana".
También admitió que ha conversado con el senador José Serra, del opositor PSDB, de quien dijo que "es un hombre que cabe en cualquier cargo de Gobierno".
Asimismo, subrayó que también contaría con dirigentes del PMDB, la principal fuerza política del país, y que reduciría el número de ministerios, actualmente en 31.
"Si tengo que asumir, pretendo tener un máximo de 25 ministerios, pero si se puede tendría hasta un poco menos", dijo Temer, quien garantizó que sus ministros serán personas "que tengan familiaridad con sus áreas, competencia demostrada y nombres reconocidos y respetados".
Mientras el cerco político se le cierra, Rousseff participó hoy en un acto público en el que insistió en que las maniobras fiscales que sustentan la acusación en su contra no constituyen un "delito de responsabilidad", como la Constitución define las posibles causas para la destitución de un mandatario.
Rousseff reiteró el discurso que mantiene desde hace semanas e insistió en que, en su caso, "no hay crimen", por lo cual afirmó que Brasil está a las puertas de "un golpe".