Las autoridades de Tailandia disponen de nuevas pruebas sobre los atentados con bomba de esta semana en Bangkok cuya investigación "progresa", según aseguró hoy la junta militar, pese a que los autores aun no han sido identificados.
El portavoz de la junta, Winthai Suwaree, dijo que los nuevos indicios están vinculados a la explosión del lunes en el templo de Erawan, que causó 20 muertos y más de cien heridos, y la del martes en un embarcadero del río que cruza la ciudad que no causó víctimas.
En una intervención televisada, Winthai indicó que la policía está analizando las pruebas, de las que no dio detalles, y que los resultados del análisis se darán a conocer si no interfieren con la investigación.
El portavoz también dijo que dos personas han sido detenidas en Bangkok y Ayuthaya, al norte de la capital, por publicar mensajes en las redes sociales que, según las autoridades, causaron confusión entre el público, sin que tampoco ofreciera más detalles.
El joven que fue grabado por cámaras de seguridad mientras dejaba una mochila en el templo momentos antes de la explosión sigue siendo el principal objetivo de la investigación que, seis días después, continua sin tener una idea clara de la autoría del atentado.
La policía analiza además otra secuencia de imágenes gravadas media hora después de la explosión en el templo que muestran a un hombre lanzando una bolsa al agua cerca del concurrido muelle de la ciudad donde al día siguiente estalló otra bomba.
Las autoridades no han aclarado todavía si las dos explosiones están relacionadas, vínculo que sí estableció un portavoz policial poco después de que se registrase la segunda.
El comisionado de la Policía Somyot Pumpanmuang también aseguró haber "avanzado" en las pesquisas pese a admitir su lentitud que, en declaraciones a la prensa, atribuyó a la falta de equipamiento moderno para apoyar estos trabajos.
La investigación de estos atentados se ha visto acompañada por declaraciones contradictorias de la policía y la junta militar sobre su autoría, la implicación o no de extranjeros, o el número de personas involucradas.
Las autoridades consideran "improbable" que detrás haya el terrorismo internacional, en alusión a Al Qaeda, el Estado Islámico (EI) o la organización Yemaa Islamiya, autora de los ataques más mortíferos ocurridos en el Sudeste Asiático este siglo.
La Policía tampoco cree que el objetivo del ataque fueran ciudadanos de China, país de la mayoría de víctimas extranjeras, lo que inicialmente alimentó la hipótesis de una represalia por la deportación en julio de 109 uigures que buscaban asilo político.
Nadie ha reclamado la autoría del atentado y todavía no se ha capturado a ningún sospechoso, pese a los controles en aeropuertos y puntos fronterizos, la distribución de retratos robots del presunto autor y la oferta de recompensas a cambio de información.