Antonio Nicolás es funcionario pero su verdadera pasión es coleccionar sellos y monedas, una afición que le viene de sus hijos, ya que fueron ellos los que se gastaron todos sus ahorros en esta apasionada afición. Cuenta con más de 5.500 sellos de todos los países del mundo, e incluso desde antes de la República española, así como monedas de Grecia, el Vaticano, de diferentes etapas de la vida española, Rusia, EEUU, Alemania, Turquía, etc. Nicolás se lleva las horas muertas en su estudio y un profesional de esta actividad le ha propuesto invertir en Portugal.
Quien más y quien menos se ha sentido en alguna fase de su vida atraído por el deseo de dedicarse a coleccionar cosas, pero, hacer de ello un motivo diario, está al alcance de muy pocos. Uno de ellos es Antonio Nicolás Bravo, que tras años de dedicación a la recopilación de monedas y de sellos puede presumir de poseer una colección que tiene mucho valor pero, que como todas las cosas importantes de nuestra de nuestra vida, no tiene precio.
Antonio, ¿desde cuándo la afición de coleccionar sellos y monedas?
–Bueno, lo de las monedas aproximadamente hace unos veinte años, a mis hijos se les antojaron coleccionarlas, y la verdad es que se gastaban todos sus ahorros comprándolas aquí y allá, me fueron entusiasmando, y así me veo hasta la fecha.
¿Una afición muy costosa?
–Digo, la verdad es que es muy costosa, bastante, si en realidad pretendes contar con algo bonito, nunca se puede tener la idea de la valoración de un sello o una moneda.
¿Con que número de monedas y sellos cuenta en la actualidad?
–Son de todos los países, no sé el número exacto aproximado; monedas creo que son cerca de cuatro mil, aquí en el estudio me llevo el tiempo que puedo y más, seleccionando y ordenando álbumes.
¿El precio más caro que haya pagado por un sello o una moneda?
–Hay monedas que he comprado por veinte euros, de plata, la verdad es que las compras las realizo por años y suelo gastarme ciento y pico de euros, también recibo muchos regalos de amigos que saben de mi afición y que viajan al extranjero y me traen como regalo juegos de monedas de estos países
¿La moneda más antigua que posee?
–Tengo una moneda romana de plata, su valor no lo sé, para ello tendría que ponerme en contacto con personas estudiosas del tema. También tengo una moneda de oro que data del año 1.850.
Esta afición le habrá proporcionado muchas amistades
–Muchos conocidos si, y también grandes aficionados, y he aprendido mucho de ellos, a pesar de los años que le he dedicado a esto me considero un aprendiz.
¿Cuánto tiempo dedica a seleccionar ambas cosas?
–Algunas vienen seleccionadas por personas con las que me relaciono, otras veces el trabajo lo realizo yo mismo, también tengo contacto con personas que vienen de otros países.
¿Ha realizado intercambios?
–Pues sí, pero la verdad es que tuve una experiencia muy mala, no he vuelto a intercambiar, lo único que hago es comprar.
¿Esta afición suya por coleccionar monedas y sellos se puede considerar como de lujo?
–Sí, totalmente, y la verdad es que yo estoy en el anonimato, pero son muchos los aficionados que como yo, nos reclama esta afición a pesar del coste que supone.
¿Cuál puede ser el valor de las dos colecciones?
–Pues no te lo voy a decir, el valor es único, todo lo que me he gastado no me lo van a pagar nadie por lo que vale.
¿Ha realizado alguna muestra?
–Algunos coleccionistas amigos si las han realizado, en la Casa Colón, en pueblos de la provincia. A mi, la verdad sea dicha no me gusta exponer, pero no descarto la idea de que algún día pueda hacerlo.
¿Ha tenido algún familiar que haya sido coleccionista?
–Sí. Sé que en los años cincuenta una tía carnal solía guardar las monedas de diez y cinco céntimos. Saber eso me fue gratificante.
¿La parte positiva y negativa de todo esto?
–Hombre, la positiva contar con el placer personal y el disfrute de que cuentas con algo importante, y de negativo, quizás el hecho de tratar de conseguir algo que no esta al alcance de tus manos.
¿Cómo se pueden detectar monedas o sellos falsos?
–Difícilmente se averiguaría, yo siempre procuro entenderme con profesionales, pero como todo en la vida, aquí también te dan gato por liebre.
