Malestar, incertidumbre, pesimismo y desasosiego es lo que parece manar de entre los minoristas del gaditano mercado de San José.
A la falta de mejoras necesarias en una instalación que data del ya remoto 1976, obvias a la vista de cualquier ciudadano que por el recinto se acerque, se le unen otra serie de circunstancias que hace que la continuidad del mercado quede en el aire.
Antonio Recio Díaz, uno de los detallistas y propietario de 14 de los más de 60 puestos que alberga el Mercado, está que trina y no sin razón.
El comerciante de esta plaza dice haber varios frentes abiertos que hace que su lucha diaria por sacar sus negocios adelante cada vez sea más dura.
Recio, además de señalar el oscurantismo con el que actúa la comunidad de propietarios del Mercado, encabezada por su presidenta, Adolfina Muriel Povedano, incide en que puede haber muchos intereses ocultos, “una mano negra”, que está detrás del deterioro del recinto “para poder comprarlo barato”, afirma.
“Los gastos de comunidad y los continuos picoteos extras, como el de la rampa de acceso, que salió a precio de oro, o el de los puntales de la planta sótano hacen que sea muy difícil la rentabilidad de los puestos, que ya hay muchos cerrados y de seguir así la cosa, cerrarán más”, apostilla.
Recio tiene la sospecha de que hay alguien detrás de todo eso, y que quizá, la intención que tiene es “que se vayan cerrando puestos, que se devalúe el valor de los mismos y con ello, poder comprar más barato”.
Y sospecha que esa mano negra está en contacto con el órgano de dirección de la Comunidad de propietarios, el cual “ni da a conocer el estado de cuentas de la comunidad ni convoca reuniones”.
“Yo lo tengo muy claro, el que quiera comprar o permutar los puestos, si es que hay alguien dispuesto a hacerlo, debe ponerse en contacto conmigo, Antonio Recio Díaz, y no con la comunidad”, remacha.
Capítulo aparte a mencionar es la queja continua sobre el enclave en sí del mercado de San José.
La competencia que las grandes superficies “con todas las ayudas de las administraciones” les hace, la falta de aparcamientos y de zonas de carga y descarga hace mella en el negocio, “por no mencionar el hecho de tener que compartir el edificio con la sede de los juzgados... ¿a quien le gusta entrar en un mercado y que justo al lado tengas una fila de detenidos con las esposas puestas y a sus familias llorando?, ¿con qué ánimos entras a comprar allí?”, concluye el comerciante gaditano.
