La fiesta, organizada por SOMA-FIA-UGT, ha tenido algo menos de afluencia que en otras ocasiones y los representantes sindicales que han tomado la palabra han expresado su preocupación por el cambio en las políticas sociales del Ejecutivo y por el futuro del sector del carbón.
Pero no han faltado las críticas al principal partido de la oposición y a su líder, Mariano Rajoy, quien, a juicio de Méndez, no hace propuesta alguna y se está limitando a recoger el fruto de la deriva del Gobierno.
Más duro ha sido otro de los habituales de esta celebración, el ex vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, quien ante las declaraciones de Rajoy en las que ayer aseguraba que si él fuera Zapatero habría acudido ayer a Rodiezmo, ha expresado su sorpresa por el interés repentino por esta fiesta.
“El señor del PP, que llevaba mucho tiempo tumbado en la hamaca con un puro en la boca, el indolente, perezoso, haragán y holgazán se levantó de la hamaca para decir que quería ir a Rodiezmo. ¿Qué es lo que está pasando en la derecha que está entusiasmada con Rodiezmo?”, se ha preguntado.
Lo que hubo ayer en esta localidad leonesa han sido llamadas a secundar la huelga general, pero matizaciones por parte de algunos de los intervinientes, como el secretario general de SOMA-FIA-UGT, José Ángel Fernández Villa, de que, pese a los desencuentros puntuales, no hay que perder de vista que ugetistas y socialistas forman parte de un mismo tronco.
En esa línea, ha subrayado que hay que apostar decididamente por que el PSOE venza en las próximas citas electorales.
Eso no ha sido óbice para que Méndez haya justificado la huelga general y se haya rebelado contra una política del Gobierno que considera “un canto a la impotencia y la resignación” que niega las posibilidades de un futuro mejor para el país.
“El problema del Gobierno no es que se haya quedado sin discurso, es que ha abrazado a la fuerza el discurso que combatía hasta hace pocos meses”, ha explicado el líder ugetista.
Ha rechazado rotundamente la reforma laboral, ha advertido de que se está a punto de “hacer trizas” el Pacto de Toledo si finalmente se eleva a 67 años la edad de jubilación.