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Una casualidad salvó de la demolición al recién restaurado convento de San Andrés

Tras seis años y medio de obras el edificio del siglo XVI abre sus puertas para uso ciudadano y cultural.

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  • Estaba en estado de abandono, desde 1836 había sido utilizado para todo tipo de usos, incluso llegó a ser un taller de coches
  • Un encuentro entre un profesor del CEIP García Lorca y el entonces concejal de distrito detuvo su demolición en 1999.
  • Para su restauración ha hecho falta más de 5,6 millones de euros desembolsados entre el Ayuntamiento y Gobierno de España.

Málaga capital recupera un poquito de su historia, la pone en valor y la abre a sus vecinos. El antiguo convento de San Andrés fue construido por la Orden de los Carmelitas Descalzos en el siglo XVI, sobre la ermita del mismo nombre. Junto al edificio, está la Iglesia del Carmen, también construida por esta orden.

Se ha rehabilitado tan bien, que no hay diferencia entre lo que quedó en pie y lo que es nuevo y todo está con la pátina de lo antiguo.

En 1836 fue requisado y sus miembros expulsados por la Desamortización de Mendizábal. Desde ese momento, comenzó una decadencia a la que por fin se le ha puesto fin. La rehabilitación se ha hecho esperar, pero mejor tarde que nunca. En 2016 se iniciaron las obras de un convento que había quedado sepultado por el abandono. Javier Salas, subdelegado del Gobierno, se crió en El Perchel y recuerda ir de la mano de su abuela “hablando y preocupándonos mucho por la situación en la que estaba” el edificio.

Su estado era lamentable. Desde 1836 había sido utilizado para todo tipo de usos, incluso llegó a ser un taller de coches. Para su restauración ha hecho falta más de 5,6 millones de euros desembolsados entre el Ayuntamiento y Gobierno de España. Las obras han tardado unos seis años y medio en finalizar, en dos fases, porque había que reparar lo dañado y reconstruir lo desaparecido: “Se ha rehabilitado tan bien, que no hay diferencia entre lo que quedó en pie y lo que es nuevo y todo está con la pátina de lo antiguo”, ha celebrado el alcalde malagueño, Francisco de la Torre.


Tal y como ha contando el concejal de Vivienda, Francisco Pomares, visitar el antiguo convento de San Andrés es posible gracias a un “encuentro casual” entre Francisco Lucena, exconcejal, y Antonio Sevilla, secretario del CEIP García Lorca. En junio de 1999, uno alertó al otro de la demolición, y evitaron que echaran abajo lo que quedaba del edificio.

Sevilla vio lo que una empresa privada pretendía hacer y como si fuese una cosa del destino, se encontró a Lucena tomando café en una cafetería del barrio. Entonces no dudo en pedirle que “interviniera” y así lo hizo el exedil. “Para mí ha sido una satisfacción aportar mi granito de arena aquel día que estaba la máquina por allí”, ha dicho el educador ya retirado con una sonrisa de oreja a oreja. “Las casualidades existen”, ha contado Lucena, porque la “casualidad” hizo que fuera a su oficina en domingo, una “casualidad encontrarme a Antonio tomando café” y una “casualidad” que “acertara” que era el concejal del distrito: “Ese fue mi último acto como concejal a favor de mi ciudad y estoy muy orgulloso”.

El antiguo convento será ahora para los vecinos. Habrá salas para la Fundación de Torrijos (418,13 metros cuadrados) y la Cofradía del Carmen (602,64 metros cuadrados), para la biblioteca municipal (709,92), así como para la Fundación Carnaval de Málaga (403,9 metros cuadrados) y un salón de actos de 252,55 metros cuadrados con capacidad para 100 personas y otros espacios polivalentes de uso ciudadano.

Además, el edificio cuenta con una exposición permanente sobre el convento que ha sido inaugurada también este lunes y en la que se muestra tanto la historia del enclave como del proceso completo de restauración y rehabilitación del conjunto histórico.

En 2011 se declaró Bien de Interés Cultural (BIC) y en su antiguo refectorio pasó sus últimas horas de vida el general José María de Torrijos junto a los otros 48 participantes en el levantamiento contra el régimen absolutista de Fernando VII para restaurar la Constitución liberal de 1812, antes de ser fusilado el 11 de diciembre de 1831.

Durante la primera fase abarcó se intervino en el Refectorium, el edificio exento y la plazoleta de la Libertad, que “ya viene utilizando con mucha dignidad y brillantez la Fundación Torrijos 1981”, ha explicado De la Torre. En un segunda parte, los trabajos se han centrado en la excavación arqueológica e investigación, refuerzo de muros y forjados, restauración de pinturas murales, elevación del nivel del suelo para proteger restos de la muralla, el estudio y acometida a la red de saneamiento municipal que respete esos restos de la muralla hallados, así como la restauración y rehabilitación de los espacios históricos para su uso previsto.

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