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Málaga

¿Eso es magia?¡No, es ciencia!

En el Centro Principia abogan por la cercanía y la familiaridad para romper los miedos ante una materia “con el halo de difícil”

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  • La conducción eléctrica, las lesiones oculares o el funcionamiento de un termómetro de mercurio, al alcance de la mano en este museo interactivo
  • “Decir que no lo entiendes porque eres de letras es como decir que no sabes leer porque eres de ciencias”

La ciencia tiene el halo de que es muy difícil y siempre escuchamos la frase típica de ‘eso yo no lo entiendo porque soy de letras’ que es algo parecido a decir que no se sabe leer porque eres de ciencias”. Estas palabras  son propiedad de Carlos Durán, director del Centro Principia de Málaga, un lugar en el que de manera interactiva se descubren muchas de las leyes y fenómenos con los que se conviven día a día. Por ejemplo, cómo responde la corriente eléctrica ante según qué contactos; cómo se generan los accidentes geográficos; porqué una persona tiene miopía o hipermetropía y cuál debe ser su lente correctora adecuada o cuál es el funcionamiento de un termómetro de mercurio. Allí es obligatorio tocar y palpar con las propias manos las distintas realidades. Y es que desde esta institución parten de la premisa de que hay que acercarse a la ciencia y a la vez acercarla”. Es una llamada  tanto a los temerosos en de la materia para que se atrevan a adentrarse, como a los expertos para que sean los encargados de derribar los muros entre los neófitos y los tecnicismos. “En en Centro -continúa Carlos Durán- lo que hacemos es divulgar la ciencia para que se vea que no es algo extraño, sino cotidiano, porque estamos rodeados de ella por todas partes y si uno la conoce un poquito puede protegerse de las pseudociencias, de los charlatanes y de la falsa divulgación. Esa es la labor que nosotros intentamos hacer. Al fin y al cabo la palabra ciencia significa conocimiento y nosotros estamos empeñados en que la ciencia también es cultura”. 

Uno de los instrumentos que hay en el Centro  más paradigmáticos para diferenciar las ciencias y la pseudociencias, antes citadas, es  la maqueta con la que se ubican los signos del zodiaco. “Esto astronómicamente significa que el día que nacimos el sol, desde la tierra, se ve pasar por delante de una constelación en concreto y dependiendo de qué constelación fuera pertenecemos a un signo y se supone que eso nos da unas características especiales. Lo curioso de esto es que en las revistas o los periódicos aparecen unos signos del zodiaco que nada tienen que ver con la realidad. Eso está basado en la antigüedad, porque los astrólogos y la astrología siguen utilizando un cielo de hace miles de años. El cielo se mueve y ahora el sol no está pasando los mismo días por las constelaciones por lo que hoy en día casi nadie es del signo que le dijeron al nacer”, explica Carlos Durán. En este sentido y en clave anecdótica decir que la constelación Virgo abarca del 16 de septiembre al 31 de octubre o que Escorpio se prolonga durante solo seis días, esto es, del  23 al 29 de noviembre. Si la fecha de nacimiento se encuentra entra el 30 de noviembre y el 18 de diciembre, esa franja corresponde a Ofiuco, la constelación menos conocida a nivel general. “¿Influyen la estrellas sobre nosotros. Esa sería la gran pregunta y la respuesta es que sí, ya que está el sol que no influye en todo, pero en otros aspectos”. Palabra de Carlos Durán. 

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