El límite de velocidad de 30 kilómetros por hora no tardará en extenderse por las barriadas malagueñas. Es la pretensión del ayuntamiento que, con ello, asegura, le quiere dar prioridad a los peatones. Los malagueños no están tan convencidos de la finalidad.
En calidad de peatones, todos ven la medida con buenos ojos. Caminar por los barrios será una actividad más placentera si los conductores van más calmados y desaparece el miedo a ser atropellado.
Pero claro…en la restricción no está la solución. También hay un componente importante de educación vial al que no se le suele dar importancia; pero que los ciudadanos evidencian en sus declaraciones sin tapujos.
Y luego están los más críticos…quienes no se creen que la finalidad municipal sea mejorar la calidad de vida del peatón.