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'Hiroshima', una perspectiva malagueña 78 años después del exterminio de la bomba atómica

El periodista Agustín Rivera recoge en su nueva obra algunos de los testimonios de supervivientes que, sin olvidar, aspiran a 'una cultura de la paz'

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Presentación del libro.

El autor y la obra.

Durante la presentación.

  • El libro cuenta con imágenes de la fotógrafa Toñi Guerrero, de varias generaciones que han sufrido los efectos de la radiación
  ¿Un crimen para la humanidad, con más de 120.000 muertos en unos segundos, o la justificación norteamericana para terminar con la II Guerra Mundial y establecer un nuevo orden geopolítico?
Sobre este filo narrativo, el periodista Agustín Rivera (Málaga, 1972) recorre con testimonios de supervivientes de la bomba atómica en la ciudad japonesa de Hiroshima, un hecho histórico en el que occidente, al contrario que con los asesinatos de miles de judíos por los nazis (y el posterior juicio de Núremberg), decidió mirar para otro lado con la "complicidad silenciosa" de la mayoría de la sociedad japonesa, que descartó sumarse a las peticiones de dar a lo ocurrido una respuesta jurídica internacional. 
 
Este 6 de agosto se han cumplido 78 años desde que el piloto de EE UU acató la orden de apretar el botón para lanzar la bomba sobre Hiroshima, un escenario que hoy a los europeos pilla cercano, con la guerra entre Rusia y Ucrania, las centrales nucleares en la zona y las armas que pueden multiplicar por cuatro el desastre registrado en tierras niponas.
 
En apenas unos segundos, 120.000 personas fallecieron o vieron cómo sobre los cuerpos de niños y niñas, como Masayo Mori, caía una temperatura de 12.000 grados consecuencia de la bomba, levantando ampollas del "tamaño de cuencos de madera" en brazos y piernas. Hiroshima se convirtió esa tarde de verano en "una ciudad de muertos y de hedor a carne humana podrida". 
 
VÍNCULO EMOTIVO CON LA SOCIEDAD JAPONESA
 
El vínculo emocional de Agustín Rivera con la cultura y sociedad japonesa viene de los 90, en su etapa universitaria en Salamanca, con estudiantes de la Pontificia, y en los años en los que ejerció el oficio de corresponsal para diarios españoles en Japón. 
 
Una recomendación de Manu Leguineche, modelo para aprendices del reporterismo ("Chico vete a Hiroshima", le dijo en una visita-conferencia en el cine Teatro Alameda), le puso en el camino de este libro, al que ha sumado además de las entrevistas en el archipiélago, las realizadas con residentes japoneses en Alhaurín de la Torre.
 
La obra sitúa en el debate público los testimonios de víctimas de varias generaciones que reflexionan, en algunos casos, sobre si "merecían ese castigo" por el ataque que la aviación nipona hizo sobre la base de Estados Unidos en Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941.
    
Un holocausto que podría haberse evitado, cuando la guerra en Europa estaba casi finiquita, y que plantea las dudas del lanzamiento de la segunda bomba atómica, tres días después, el 9 de agosto, sobre la ciudad costera de Nagasaki. O por el bombardeo previo de Tokio, el 10 de marzo de 1945, con 300 aviones B-29. 
 
De las líneas de este libro, se desprende que a partir de ese momento de la enorme nube atómica, se certificó el comienzo de la Guerra Fría y un nuevo orden mundial, con EE UU y Rusia como tutores, y China de espectadora.
 
Agustín Rivera, profesor en la Universidad de Málaga, sostiene que Japón vive en el siglo XXII, con un modelo de desarrollo económico y tecnológico que ha estado a punto de superar a su 'verdugo atómico', que fue quien le redactó la constitución actual y aceptó el mantenimiento de la monarquía deísta del Imperio de Hirohito, que había promovido el clima belicista en Asia. 
 
"Pensé que si introducía solo los testimonios de los 'hibakusha', las víctimas de la radiación, iba a ser insuficiente y el libro iba a quedar algo duro, denso. Y opté luego por aportar un hilo narrativo huyendo del activismo como reportero. Pero somos personas y hay que tener empatía, ponerse en el lugar del otro, sin términos medios", matiza el periodista, que estos días también ha recordado a otro corresponsal de guerras fallecido, Ramón Lobo.
 
'Hiroshima, testimonios de los últimos supervivientes', (Kailas Editorial, 2023), cuenta con imágenes de los que quedaron en pie y sus familias, hechas por la fotógrafa Toñi Guerrero, y es un 'complemento literario aditivo' al estreno estos días de la película 'Oppenheimer', sobre uno de los padres de la bomba atómica.

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