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Lo que queda del día

Un necesario alegato nostálgico

Miguel Rubio Caballero nos ha dejado a los 92 años y en un momento en el que ya nada se parece al mundo -¿mejor?- de los medios al que perteneció

Publicado: 30/10/2021 ·
14:27
· Actualizado: 30/10/2021 · 19:48
  • Miguel Rubio Caballero, en un acto del Club Filatélico -
Autor

Abraham Ceballos

Abraham Ceballos es director de Viva Jerez y coordinador de 7 Televisión Jerez. Periodista y crítico de cine

Lo que queda del día

Un repaso a 'los restos del día', todo aquello que nos pasa, nos seduce o nos afecta, de la política al fútbol, del cine a la música

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Este viernes nos dejó Don Miguel Rubio Caballero, cuya ausencia no irá pareja al olvido, ya que ha tardado poco en ser cubierta por los mensajes cariñosos y sentidos de cuantos compartieron con él momentos de radio y redacción, como un imprescindible alegato nostálgico que se niega a renunciar a lo vivido y a lo humano. En algunos de los obituarios que le han dedicado echo en falta, no obstante, su participación en el medio en el que lo conocí, Antena 3 de la Frontera -la licencia correspondía a Arcos, aunque con la intención de comercializar la programación en Jerez. Sin embargo, cuando la emisora abrió sus segundos estudios en Jerez, el impacto alcanzado en Arcos había sido tal que para no perder parte de su identidad se optó por denominarla “de la Frontera” para que ambas ciudades la sintieran como una radio propia-. 

Don Miguel estuvo ahí, invitado por José Manuel Ruiz Infante (qpd) a aportar su magisterio en el ámbito deportivo jerezano, como una de las señas de identidad de aquella emisora que, a nivel nacional, había encarnado una nueva forma de hacer radio y, en el ámbito local, supo competir y dio un paso más a la hora de acercar el medio a ciudades que aún se esforzaban -hablo de 1984- por dejar atrás el pasado. Cuando lo conocí en persona, que debió ser en una de las comidas de navidad a las que asistíamos los que colaborábamos en alguna sección semanal, su voz ya formaba parte de aquel universo futbolístico radiofónico que cada domingo nos resumía las crónicas de los principales equipos de la provincia -en su caso del Jerez Industrial- y que a diario nos daba las pinceladas de la situación de cada conjunto y su opinión sobre la evolución del juego y las expectativas de cara a la recta final de temporada.

Ya para entonces, Don Miguel -siempre Don Miguel, como si en vez de compañeros de emisora hubiésemos sido alumnos suyos-, tenía cercana la jubilación, pero, aunque la asumiera como director del CEIP Sagrada Familia, donde pasó la mayor parte de su vida, tras su destino inicial en La Línea, nunca llegó a asumirla en su relación con los medios; ni siquiera tras la defenestración de Antena 3 radio. De hecho casi una década más tarde nos reencontramos en la redacción de Jerez Información, a donde acudía para escribir sus análisis sobre la actualidad del Xerez CD o del Jerez Industrial, así como su sección semanal sobre filatelia -fue presidente del Club Filatélico de la ciudad durante muchos años-, y donde de tanto en cuando no olvidaba preguntarme por José Luis Núñez, que de la radio había dado el salto a la política y de ahí a la alcaldía, o por Francisco Javier Gil Bocanegra, técnico de la emisora junto al que vivió muchos directos plagados de anécdotas, inevitables en los años en los que había que cargar con el Itame y encontrar el teléfono de un bar o un particular para hacer la conexión.

Fue ahí, en la redacción, donde tuve ocasión de conocerlo más de cerca, y donde me contó recuerdos de su infancia en Villacarrillo, el pueblo jiennense en el que nació y donde padeció los años de la Guerra Civil, marcada en su memoria de niño de forma terrible por los crímenes vividos tan de cerca, tal como revelaba la gravedad de su rostro al rememorarlo. Pero también de su labor como maestro, de tantos alumnos a los que después había visto triunfar, y de los principales acontecimientos deportivos vividos en la ciudad, incluida la visita de Zarra, que se paseó por Jerez años después del mítico gol ante Inglaterra en el Mundial del 50. Ahí era infalible, y toda una ventaja si había que escudriñar acontecimientos de un pasado poco reciente, algo que abocaba siempre a poner en duda su auténtica edad, empujados por el alma de la redacción, Ángel Revaliente, que lo llamaba cariñosamente “Michael”, al tiempo que él preguntaba por “Recobarde” cada vez que llegaba al periódico, haciendo gala igualmente de su especial sentido del humor.

Nos ha dejado a los 92 años y en un momento en el que ya nada se parece al mundo -¿mejor?- de los medios al que perteneció, aunque la lucha y el compromiso diario sean los mismos, como la prudencia y la profesionalidad que siempre nos inculcó desde sus comentarios y artículos. Descanse en paz.

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