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Jerez

La gran movida de Jerez

La gran movida jerezana ha quedado, lamentablemente, para aquellos que nos gusta tirar de nostalgia y contar batallitas

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  • Los trabajadores concentrados este sábado a las puertas de la fábrica. -

A las 5 en punto de la mañana, como si del canto del gallo se tratase, un ruido de voces y de puertas me despertaba a diario. Era la apertura del bar del Picaó, que caía justamente enfrente de la ventana de mi dormitorio. Los trabajadores de las bodegas se despertaban temprano para tomarse el café y la copa antes de tomar el camino hacia las cientos de entidades bodegueras que en nuestra ciudad daban miles de puestos de trabajo. Muy temprano comenzaba la gran movida de un Jerez que observaba como dos horas después la gente se apiñaba en las paradas de los autobuses y se hacían con el ticket obrero, de color rojo, que después  servía para volver a casa sin tener que pagar. Las bodegas, la Fábrica de Botellas, las azucareras, que casi crearon el barrio de Vallesequillo, Jerez Industrial, con sus numerosísimas ramificaciones desde Cartonajes Tempul a los envases pasando por las artes gráficas, las mujeres de Telefónica, los empleados de una banca, con el Banco de España al frente, que era tremendamente importante  porque había dinero, los bares que se abrían en un centro que tenía a la Plaza de Abastos como el faro que lo guiaba, vendedores de vinos locales, incluso la mayor empresa de publicidad de Andalucía, la Caja de Ahorros de Jerez como abanderada del mundo cultural, con sus salas de exposiciones, con sus actos en la plaza de las Marina o en su salón cultural de calle Larga. Era una movida laboral y social que ahora, cuando se anuncia el cierre de Holcim o el casi desmantelamiento del mismo, ha hecho saltar reportajes de antaño  y comentarios varios que hablan de una población donde da gusto vivir pero donde es muy difícil trabajar.

Esta circunstancia de no tener un tejido industrial, sin olvidar las labores del campo, en la que tantos y tantas trabajaban, ha hecho que la ascensión demográfica  se haya estancado y nos quedemos en esos 213 mil habitantes que están muy lejos de esos sueños de años atrás de llegar al siglo XXI  cerca de los trescientos mil y consolidada como la cuarta población, por habitantes, de Andalucía., Y es que la gran movida jerezana ha quedado, lamentablemente, para aquellos que nos gusta tirar de nostalgia y contar las batallitas del abuelo Cebolletas, ya que la realidad actual, laboral y socialmente escribiendo, dista mucho de lo que un día fue y de lo que difícilmente volverá a ser, porque eso ya es una labor que trasciende el ámbito de competencias municipal y que necesita la implicación no solo de todos los entes políticos sino también del tejido empresarial y, por supuesto, del modelo de ciudad que los jerezanos queramos tener para nuestros nietos.

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