La Semana Santa de Jerez se quedó ayer sin Pregón por primera vez desde hace ya más de medio siglo.
En concreto el último precedente se produjo en 1965, toda vez que desde el año siguiente este acto no faltaba a su habitual cita del Domingo de Pasión.
Pablo Baena, que era la persona designada en esta ocasión para colocarse ante el atril del Teatro Villamarta, hizo público un escrito en el que mostró su agradecimiento al obispo, José Mazuelos; a la alcaldesa, Mamen Sánchez; a la Unión de Hermandades; al conjunto de las cofradías; a los medios de comunicación; a familiares y amigos; y a quien debía presentarle, César Díaz.
“Las lágrimas que caen en este instante sobre el teclado de mi ordenador como caños riegan el desierto de una pena que me come por dentro y por fuera, echando de menos la materialidad de la Semana Santa más bonita del mundo: la de Jerez”, dejó escrito el pregonero, que admitió que “ante este abismo de nostalgia y ansiedad que se escapa a toda razón”, ahora más que nunca le “corre por las venas un deseo permanente de respirar el aire que envuelve cada imagen de sus Cristos y de besar cada adoquín que rozan las colas de los manos de sus Vírgenes”.
“Sin embargo, tenemos que ayudar a la Virgen con nuestra oración a que su corazón llegue volando a las camas de los hospitales, que hoy están convertidos en calvarios, a las residencias y hogares de los ancianos que están privados de las visitas de sus familiares, a las manos de los sanitarios que están haciendo más que nunca de cirineos de esos otros cristos que están cargando con la cruz de esta epidemia”, añadió.
Ahora que “los antifaces se han convertido en mascarillas”, Pablo Baena resaltó esas “otras estaciones de penitencia” que realizan las hermandades “que nadie ve en el día a día” y destacó que “en el final de esta Cuaresma” se hayan “montado los altares de culto en las cabeceras de las camas de los hospitales con las estampas de las benditas imágenes”.
“Esta Cuaresma en cuarentena nos recuerda más que nunca los cuarenta años de desierto vinculados intrínsecamente con la Pascua. Se anunciaba esta Semana Santa con los ojos de la Virgen de la Esperanza, y qué mejor Pregón que el que está escrito en sus ojos. ¡Viva Jerez!”, finalizaba el escrito que Pablo Baena quiso divulgar ayer coincidiendo con el Domingo de Pasión, una jornada que se quedó sin Pregón más de medio siglo después.