Septiembre de 1979. Antonio era entonces un chaval, no tenía más que 16 años, pero recuerda como si fuera ayer la terrible escena que presenció desde su ventana de los vecinos de las ‘casitas chicas’ de La Asunción - situadas en la zona del actual polideportivo- gritando y llorando desde sus tejados. Estaban desesperados. Pedían ayuda.
Otro vecino, Alfonso, “estaba sacando a gente con su camión” hasta que llegó un momento que tuvo que dejarlo porque el nivel del agua comenzaba a subir demasiado. Casi dos metros de altura de una tromba de agua que se tradujo en 183 litros por metro cuadrado tras casi tres horas lloviendo intensamente, y que se cebó especialmente con este barrio, dejando sin vivienda a más de 60 familias de las citadas construcciones.
Antonio lo vio todo, primero desde su ventana de uno de los bloques de la antigua calle Junta Fomento del Hogar, hoy Paquera de Jerez, y luego sobre el terreno, ayudando en lo que pudo con su familia. “Era mediodía, y tenía las casas enfrente. Me acuerdo que fue de momento, se empezó a inundar todo y vino como una especie de ola de agua a inundar toda la parte baja, donde estaban construidas las que se conocían como las casitas chicas. Sentí mucha impotencia: la gente estaba llorando, cada cinco minutos pasaban los coches arrastrados por el agua, ¡todo pasaba por allí!porque esa parte es un embudo, donde acaba todo el agua que viene de Jerez”, explica. Recuerda también que hubo “una rápida actuación” de bomberos y de la Policía, y que en parte gracias a esa diligencia, “no hubo ninguna desgracia”. No fue en esta zona, pero aquellas inundaciones, que afectaron a toda la ciudad y con gran virulencia también en la zona centro, se cobraron la vida de un vecino de Cuartillos, al que le cayó un rayo cuando trabajaba en el campo.
Han pasado 38 años pero a los que fueron testigos de este diluvio, las lluvias torrenciales de la madrugada del miércoles les han removido demasiados recuerdos de este terrible día, mezclado con un sentimiento de indignación e impotencia. “Ha vuelto a pasar, y eso quiere decir que no han puesto los mecanismos para que no ocurriera. Lo hemos hablado estos días los vecinos, habíamos retrocedido 38 años, habíamos vuelto a vivirlo, algunos en vivo, otros al ver los vídeos en las redes sociales, con la rabia de que después de tanto tiempo vuelva a ocurrir”, relata Antonio Conde. Él ya no reside allí, pero su hermana continúa viviendo en casa de sus padres. Va con frecuencia y estos días ha estado con sus vecinos que hace casi 40 años sufrieron con él esa riada y ha podido constatar su enfado. “Todos coinciden en lo mismo: en la rabia de volver a vivir lo que vivieron hace 38 años. Se sienten dejados, aseguran que por La Asunción no pasa nadie (por el Ayuntamiento) para limpiar los imbornales”, señala.
A Agustín, policía y amigo de Antonio, las lluvias le sorprendieron saliendo de Los Salesianos con su moto. Vivía en Olivar de Rivero, y se encontró con “todo cortado”. “Me movía por allí (por La Asunción) y recuerdo las casitas chicas cubiertas por el agua...hasta el techo, los vecinos saliéndose con lo puesto, que luego realojaronen otras viviendas tras estar unos meses en el Ayuntamiento de Madre de Dios”.
Visto lo visto, tiene claro que casi 40 años después “todo sigue igual” pero en su caso ha vivido esta riada desde otro lado. La madrugada del pasado miércoles no tuvo que trabajar, pero si patrulló por la tarde y estuvo en La Asunción, donde le ocurrió algo cuanto menos curioso: “Un señor nos paró para preguntarnos dónde estaban los coches que había aparcados, y por qué se los había llevado la grúa..”, Agustín y su compañero, extrañados, se percataron de que esta persona no sabía lo que había llovido esa noche, había llegado ese día de viaje. “Cuando le enseñamos el vídeo reconoció enseguida el coche de su novia, un Opel Zafira Azul, arrastrado por el agua cogiendo la curva de la calle”.