Las últimas opiniones de este medio en torno a la situación económica límite por la que atraviesa el Xerez Deportivo no han caído en saco roto y han provocado, afortunadamente, multitud de comentarios, cada uno desde un punto de vista personal e intrasferible y, entiendo, que la mayoría de ellos mirando por lo que entienden que es lo mejor para el Xerez. De todos esos comentarios he querido entresacar uno que, textualmente, decía: “Mi querido Angel Revaliente, en este artículo (refiriéndose al de la semana pasada sobre el “no a la refundación”) y el anterior que has publicado, insistes en el necesario apoyo al Xerez en estos críticos momentos, y estoy totalmente de acuerdo, mencionas a la afición, al Ayuntamiento, a la Fundación, e incluso a las empresas de la ciudad, pero echo mucho en falta, que no te refieras en ningún momento al “dueño” de la mayoría de las acciones de la Sociedad Anónima Deportiva, nefasto gestor, mentiroso hasta la saciedad, falto de toda credibilidad y con más que sobradas dudas de fraude reiterado en su ya largo período como máximo dirigente. En ambos artículos, Morales, se te va de rositas y ni tan siquiera lo mencionas”
Y es que no sé si mirar hacia atrás es bueno en estos momentos. Pienso que hay que mirar al frente. Cierto es que que nadie se le puede olvidar la calamitosa gestión económica de Morales, como máximo responsable desde su posición de accionista mayoritario, que llevó el club a entrar en concurso de acreedores; a nadie se le olvida aquel mes de julio de 2007 con el equipo debiendo cerca de dos millones de euros y a punto de descender y con Morales diciendo que eso era algo que no iba con él y que debía ser el Ayuntamiento, que ciertamente debía esa cantidad por una subvención firmada en su día por los gestores municipales de entonces, quien pagase. Al final pagó Francisco Garrido, de quien dijo que había comprado el club sin que hubiese nada firmado. Tampoco puede quedar en el olvido el esperpento en el que entró en el club tras la venta o pseudo venta o pantomima de venta primero con Souza y luego, aún más grave, con Ricardo García. Claro que nada de eso puede caer en el olvido, que está ahí, pero no es menos cierto que mirar hacia atrás no conduce absolutamente a nada. Recrearse en lo mal que se ha hecho no sirve para nada, sino que hay que tirar hacia adelante, más allá de lo que en los juzgados puedan aclarar los accionistas si así lo han querido, lo quieren o lo pretenden . Esto es como la persona que tiene a un familiar enfermo de gravedad y sigue atendiéndole, cuidándolo, intentando ayudarle a pesar de que el fulano de marras haya sido un mal nacido. El Xerez es ese enfermo y lo que necesita es cura. Y hay que estar ahí, mirando al frente, intentando que se salve y cuando se salve ya se verán las cosas de forma diferente, porque lo que es cierto es que Morales se irá cuando quiera y como quiera. ¿O no se fue cuándo y cómo quiso Oliver, a pesar de la campaña que, orquestada por el Ayuntamiento, se libró en su contra, con denuncias ante corrupción que quedaron en aguas de borrajas? ¿O cuándo y cómo se fue Gil Silgado, autor de otra etapa negra en el xerecismo?
Tampoco vale ya escudarse en lo mal, que es cierto, que lo han hecho los administradores concursales. Si se entiende que ha habido mala fe ahí están los tribunales, pero mirar hacia detrás no conduce a nada. El xerecismo tiene que estar con el Xerez y los dirigentes del Xerez, los que están porque no hay otros, ni se esperan, tienen que tomar decisiones. Dolorosas como ha sido el despido de cuatro profesionales de la administración, a los que expresamos nuestra solidaridad. Decisiones éstas que, por muchos xerecistas, se venían reclamando, no por las personas afectadas, sino por el número de empleados que tenía el club y que, de siempre, se ha considerado excesivo a la vista de cómo trabajan otras entidades de la misma categoría e, incluso, algunos decían que en el Xerez había que levantar hasta las losas del suelo.La decisión de los despidos se consensuó en el último consejo de administración y tenía el visto bueno de todos, porque el club se va a ahorrar en torno a los 80 ó 90 mil euros anuales. Por cierto que muy loable la labor que, desde que accedió a consejero, está realizando Pérez Rendón , diariamente pendiente del club y al pie del cañón. Cuando las cosas se hacen bien hay que reconocerlas y de necios es negarle el pan a quien está haciendo un trabajo importante, más allá de los protagonismos a los que tan dados somos en esta mi querida ciudad.
Por eso, ‘corazón xerecista’, en los últimos artículos no he mencionado a Morales ni a su gestión pasada. Tengo en mi mesa los informes, el último de Ramón Molina incluido, por si algún día hay que sacarlos a la palestra, pero ahora lo que de verdad importa es salvar al Xerez, que no va a ser nada fácil, ya que en estos momentos económicos convulsos por los que pasa nuestro país, tampoco es fácil que venga alguien dispuesto a poner dinero a fondo perdido para salir del atolladero. Salvar al Xerez es misión de todos y mirando hacia adelante. Para atrás, ni para tomar impulso.