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Los narcotraficantes se declaran la guerra los unos a los otros

La situación de crisis económica ha provocado un incremento de los robos entre grupos rivales, torturas e incluso secuestros

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La situación económica está teniendo un preocupante efecto en la criminalidad. Las cifras hablan de un incremento del tráfico de droga, que viene respaldado por la gran labor que están realizando Policía Nacional y Guardia Civil, con un aumento espectacular de las incautaciones en lo que va de año.

Pero la situación también está generando un fenómeno que está creciendo en la zona, como es el enfrentamiento entre bandas de narcotraficantes, lo que está haciendo surgir cada vez más casos de robos de droga entre narcos, ajustes de cuenta y guerras abiertas entre grupos criminales.

Según explican a EL FARO fuentes judiciales, la situación viene empujada por la propia crisis económica. Los grupos que tradicionalmente se han dedicado al narcotráfico en el Estrecho se suministran de la droga de marroquíes, que son los poseedores de la misma en el norte de África.

Sin embargo, cada vez más se producen casos en los que estos grupos, una vez adquirida la droga, dejan de pagar a los marroquíes. Ello ya genera un enfrentamiento que provoca casos de ajustes de cuenta con los grupos criminales de Marruecos.

Pero la situación, además, se agranda. Debido a esos impagos, los narcos españoles se encuentran con que los marroquíes dejan de venderles droga, por lo que empiezan a recurrir al robo de la mercancías de otros grupos locales.

La situación deriva en que hay droga que no tiene salida, porque no hay dinero para pagarla, y entonces lo que hacen es que roban la mercancía y ellos mismos la venden, porque la pueden vender más barata.

La situación está derivando en un enfrentamiento creciente entre los grupos criminales afincados en la zona. Ello tiene un efecto también inmediato, como es la presencia de cada vez más armas.

Según explican las citadas fuentes judiciales, lo que intentan es proteger lo que ellos llaman la “guardería”, que es donde se guarda la mercancía. Allí siempre hay gente armada vigilándola, porque ante la proliferación de ese tipo de robos. “Ahora todo el mundo sabe donde guarda uno y otro”, señalan.

Ajustes de cuenta

Este enfrentamiento está provocando que cada vez se den más casos de ajustes de cuentaS entre narcos en la comarca. La tónica general es la de recurrir a sicarios, que suelen ser ciudadanos argelinos afincados en Francia.

La fórmula que siguen es la de dar avisos. Secuestros, incendios o enfrentamientos puntuales sirven para advertir a las bandas rivales de la deuda pendiente. Si, cumplidos tres avisos, no hay respuesta, la amenaza siguiente es la de buscar víctimas.

La Policía y la Guardia Civil están extremando la actuación ante estos grupos, lo que ha permitido que se hayan llevado a cabo muchas intervenciones que han logrado frenar esta actividad criminal.

Uno de los casos más recientes se produjo en el robo de una vivienda en El Rinconcillo. Varias personas entraron armadas y con pasamontañas y registraron la vivienda. La Policía detuvo a los autores (uno de ellos fugado en Galicia) en lo que parecía un simple robo, pero detrás se escondía la búsqueda de droga.

Pero hay muchos más. El caso del herido de bala en la Colonia San Miguel el pasado 18 de febrero respondía también a esta situación. El robo de hachís había provocado un enfrentamiento que acabó con un hombre de treinta años con un disparo en el abdomen.

Detrás del caso había un ajuste de cuentas por el robo de hachís entre bandas. La Policía acabó deteniendo a tres personas por estos hechos.

En los últimos meses se han dado también casos que han tenido este denominador común. Uno de ellos surgió del robo de 300 kilos de hachís por un grupo de franceses. Los hechos derivaron en el secuestro de un español, de origen marroquí, en la barriada de El Saladillo, al que soltaron finalmente después de una brutal paliza en la que perdió varios dientes. Recientemente, otro ajuste de cuentas a un hombre que se encuentra en prisión, acabó con el secuestro de su mujer y su hija.

Casos que pasan desapercibidos, pero que tienen un fondo de guerra criminal, como el incendio de un bar de El Rinconcillo, donde también empotraron un coche. Se trataba de un aviso.

Embarcaciones

La actividad delictiva entre estos grupos criminales no se limita al robo de droga. También las embarcaciones y hasta los motores son objeto de estas nuevas prácticas de las bandas de narcotraficantes.

En estos casos no sólo se busca la mercancías en sí, sino la propia infraestructura. Una embarcación, con motores y con los papeles en regla puede suponer un desembolso de entre 45.000 y 50.000 euros.

Subcontratas
El presidente de la coordinadora comarcal contra las drogas Alternativas, Francisco Mena, señaló que la situación económica está provocando también nuevas fórmulas en el sistema de organización de las bandas dedicadas al narcotráfico.

De hecho, según afirma Mena, “se está notando que cada vez hay más subcontratados, desde la recogida, el transporte o la vigilancia. Se subcontrata todo. Funciona como una empresa mercantil, en vez de tener su propio plantilla”.

El dirigente asociativo recuerda casos curiosos de esta nueva fórmula, como la red desarticulada entre la Policía Nacional de Marbella y Algeciras, cuando un grupo de personas cobraban de los narcos por informar desde un balcón de los movimientos de despegue y aterrizaje del helicóptero del Servicio de Vigilancia Aduanera.

Según explica Francisco Mena, el caso más habitual es de que sean los grupos marroquíes los que se encargan de subcontratar a españoles para facilitar el tráfico de la droga. “El marroquí es el propietario de la droga, y cuando llega a territorio nacional, prefiere que lo maneje el ciudadano autóctono”, asegura. “La situación económica es un caldo de cultivo importante para que haya gente que se deje llevar por las mafias. Una persona con principios y moralmente recta no se dedica a esos menesteres, porque, sino, con los cinco millones de parados, sería esto como la pólvora”, indica Mena, que advierte que esta situación se está cebando, “sobre todo, con gente muy joven. Las prisiones están llenas de estos últimos eslabones de la cadena”.

Cásper
Entre los casos acontecidos en los últimos años como consecuencia del enfrentamiento entre bandas se han producido algunos que acabaron con la tortura y hasta el asesinato de narcos a manos de bandas rivales.
El caso con mayor repercusión ha sido el de Ángel Suárez, conocido como Cásper, procesado por multitud de crímenes. Según el auto judicial, a partir de agosto de 2009, la banda de este peligroso delincuente se fijó en el robo de dos contenedores procedentes de Bolivia cargados de cocaína.

Para llegar a ellos, se hicieron pasar por guardias civiles y secuestraron a un individuo al que llevaron hasta una nave de Algeciras, donde durante más de diez horas le amenazaron, golpearon y le cortaron el dedo pulgar del pie, tras lo cual obtuvieron el nombre del encargado de tramitar el contenedor, a quien raptaron igualmente y le pegaron en la misma nave.

Crimen
Peor final tuvo el crimen de la calle Trainera, en la barriada algecireña de San García, el 9 de febrero de 2010. Un ciudadano de origen argelino fue abatido a tiros. Aquel trágico día, los integrantes de una organización criminal afincada en Sevilla y dedicada al tráfico de hachís en grandes cantidades se desplazaron a Algeciras para contactar con otro grupo ubicado en dicha localidad y pactar la compra de 100 kilogramos de hachís.

Una vez establecido el contacto y el acuerdo, se desplazaron a Algeciras citándose en el garaje de un domicilio de la localidad para el intercambio de la droga por el dinero. En el momento de realizar el pago, los integrantes de la organización sevillana encañonaron con una pistola a sus proveedores, disparando dos veces a uno de ellos, M.R.A., nacido en Argelia en el año 1967 y que falleció al instante.

La víctima pertenecía a una red de narcotraficantes ubicada en Algeciras e integrada por ciudadanos españoles, marroquíes y argelinos, especializados en la introducción de grandes alijos de hachís en España procedentes del norte de Africa. La Policía los detuvo, al igual que a los autores, del clan de Los Granaínos, de etnia gitana y de nacionalidad hispano-portuguesa.

Esclarecimiento

La creciente actividad delictiva entre las propias bandas de narcotráfico está llevando a la Policía a extremar el control y la vigilancia de este nuevo frente de criminalidad en la comarca. El robo, el secuestro, la tortura y los enfrentamientos abiertos entre grupos de narcotraficantes ha obligado a la Comisaría de la Policía Nacional a centrar sus esfuerzos en esta línea. Prueba de ello es que todos los casos que se han conocido de criminalidad entre bandas han sido finalmente esclarecidos por la Policía, muchos de ellos tras largas y complejas investigaciones.

Fuentes policiales advirtieron a este periódico de la complejidad de estos casos, ya que no cuentan con la colaboración de las víctimas, tanto por temor a las represalias de los grupos rivales como por no dejar en evidencia sus propias actividades delictivas. El propio presidente de la coordinadora comarcal contra las drogas Alternativas, Francisco Mena, explica la dificultad de hacer una dimensión de este nuevo fenómeno, ya que las víctimas son también grupos criminales, por lo que “son casos que no se denuncian ni a la Guardia Civil ni a un juzgado y no trasciende a la opinión pública”. Pese a todo, el control exhaustivo de la Comisaría de la Policía Nacional de Algeciras está llevando a desmantelar estas actividades delictivas.

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