De esta forma, las protestas mantuvieron a la terminal de APM en Tánger sin poder operar, obligando a los barcos que tenían previsto escalar allí a recalar finalmente en Algeciras, provocando además un incremento puntual de la actividad.
El origen del conflicto se situaría en los problemas laborales que arrastra la terminal tras el despido y readmisión de cuatro representantes sindicales. Una medida de presión finalmente retirada ante la petición de los trabajadores de mejorar sus condiciones económicas y de dotarse de un convenio colectivo.
A este respecto, cabe desligar este conflicto, meramente laboral, de la ola de protestas que están asolando a los países árabes del norte de África.
Con todo, fuentes próximas al conflicto habrían señalado que las diferencias que obligaron a desviar tráficos se han zanjado, y que trabajadores y APM se han comprometido a mantener la paz social durante un año.
Sin director gerente
Esta tensión habría acabado por costarle el puesto al director gerente de la terminal, Ettienne Rocher, quien habría acabado pagando la conflictividad laboral y las denuncias de prácticas antisindicales realizadas desde ITF.
En este punto, otras fuentes aseguran que el propio Rocher habría solicitado su baja de la empresa para pasar a formar parte de otra compañía. En cualquier caso, lo cierto es que abandona el puesto de dirección en la terminal de APM tras un conflicto laboral.
Dos orillas
El paro de la terminal marroquí pone de manifiesto que la conflictividad laboral no es exclusiva de una zona geográfica. Eso sí, en esta orilla no existen tantos filtros y dificultades para informar sobre lo que sucede.