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Ravelo y Verdú: Lecciones de vida

Tenían sus sentimientos en un lado y otro aunque, en el ámbito personal, eran amigos y rivalizaban solo en esa humanidad que ambos desprendían

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  • Rafa Verdú en una de sus últimas apariciones públicas -

Dicen que Dios escribe derecho en renglones torcidos y ha querido llevarse a su lado en cuestión de días a dos iconos del xerecismo que, a nivel futbolístico, tenían sus sentimientos en un lado y otro aunque, en el ámbito personal, eran amigos, compañeros y rivalizaban solo en esa humanidad que ambos desprendían porque los dos, ya con el poso importante que dan los años, los avatares, los sufrimientos y también las alegrías, entendían que por encima del fútbol estaban los valores de las personas, que el fútbol no era sino una parte de la existencia de cada uno, pero solo eso un segmento de las mismas y nunca el rango más trascendental de sus vivencias.

Aunque había una diferencia de edad y también en las épocas en que cada uno fue protagonista en el terreno de juego no es menos cierto que, de algún modo, han llevado vidas paralelas porque Rafa Verdú, don Rafael Verdú Fernández, nació en Madrid y decidió quedarse para siempre en Jerez, al igual que hizo el canario José Ravelo, don José Ravelo Rodríguez. Los dos dieron tanto a esta ciudad que eran unos jerezanos más, al ser acogidos como Hijos Adoptivos.

Rafa dejó inmortalizado su nombre en una calle cercana a Chapín y Pepe le ha dado nombre al campo anexo del complejo deportivo. Verdú fue presidente de honor del Xerez CD y Ravelo el primer presidente electo del Xerez DFC. Cuando pusieron las botas de fútbol en sus armarios se metieron a entrenadores de los escalafones inferiores del Club Deportivo e, incluso, en ocasiones extraordinarias llegaron a dirigir al primer equipo. Jugadores y entrenadores y posteriormente directivos e incluso compañeros en aquel consejo de administración que presidía Pedro Pacheco.

Ninguno se perdía, a no ser por fuerza mayor, ningún partido de su equipo desde las gradas, los dos decidieron también  hacer de Jerez su tierra laboral, el natural de la Villa del Oso y del Madroño como empleado en la Sevillana de Electricidad y el que vio la luz de sus días en tierras tinerfeñas como autonómo en la tienda de deportes. Para más coincidencias vivieron en pisos o casas que habian sido propiedad del Xerez o de sus directivos, el uno allá en ese barrio de La Asunción cuna de flamencos y el otro en la calle Francos, en el centro de la ciudad.

Aunque había distancia en sus respectivos hogares las figuras de ellos era fácil de ver día y otro en la calle Larga, hablando de lo que más les gustaba y también de los dimes y diretes de una vida que, en el caso del veterano de 94 años que nos ha dejado esta madrugada, le dio un revolcón tan grande que le ha llevado a irse al lado de Rafita, su hijo, para estar de nuevo juntos, ahora en la gloria, como siempre habían estado y al lado también de la madre y esposa.

Rafa y Pepe, Pepe y Rafa nos han dado unas lecciones que deben servir para que el respeto,el decoro, el miramiento o la consideración de los unos y los otros presidan las relaciones , sobre todo en esas redes sociales de las que tan mal uso se hace a veces, entre los xerecistas de un lado o de otro, como hicieron ellos en vida y si no pásense por la sede de la Peña Los Cien y vean esa foto donde estos dos señores del fútbol y de la propia vida posan junto al presidente, José Luis Cintas, que ha hecho suya esa frase que Ravelo dijo en el último programa televisivo en el que estuvo, Minuto 91 de 7TV, "por el fútbol no nos podemos pelear con la de cosas importantes que hay en la vida".

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