Una de las enseñanzas que hay que sacar de la crisis, que es un gran fastidio para todos pero que plantea el reto ineludible de no parar y de buscar oportunidades, es que hay que echar mano de la imaginación y olvidarse de dichos antiguos como el de que el buen paño en el arca se vende, porque de sobra sabemos, en la sociedad de hoy, que todo lo que no se pone en el escaparate en la consideración general no existe. Por eso felicitamos a los organizadores de la importante acción promocional llevada a cabo ayer en Madrid y que consistió sobre todo en una iniciativa muy sugerente, la de meter a Jaén por los ojos, por las imágenes, y por el paladar. Primero, en colaboración con la asociación ‘Tubba’ que tanto sabe de turismo, nada menos que en la T4 del aeropuerto de Barajas, inaugurando una campaña para que las ciudades Patrimonio de la Humanidad, Úbeda y Baeza, llamen la atención de varios millones de personas, que es lo que se espera que puedan enterarse hasta el 9 de diciembre, con lo que el impacto de estos dos referentes monumentales está asegurado, aunque lo llamativo es que la iniciativa público-privada haga esta apuesta tan contundente desafiando al temporal. Por si resultaba poco ambiciosa la jornada, el popular mercado madrileño de San Antón se convirtió en el santuario promocional de los mejores aceites de Jaén, los caldos de mayor excelencia que todos los años elige la Diputación, con una masiva degustación de los primeros riquísimos aceites de la campaña y presentación de la oferta turística en torno al olivar y sus beneficios para la salud. Tenemos un Jaén que para nuestro orgullo se ‘vende’ muy bien.