Un estudio elaborado por CCOO en Huelva cifra en 7.300 los inmigrantes que viven en los 38 asentamientos chabolistas repartidos por la provincia onubense, de los que alrededor del 3 por ciento son menores.
La mayoría de estos asentamientos, según los datos recabados por el sindicato, se sitúan en el triángulo Moguer-Palos-Lucena, ya que estos tres municipios albergan un total de 24 campamentos.
Los residentes proceden de más de 14 nacionalidades diferentes, y los países más recurrentes son Mali y Marruecos, seguidos de Senegal y Ghana, y, más de lejos, Rumanía, Gambia o Guinea.
Por sexos, 6.900, en torno al 93 por ciento son hombres, frente al 6,3 por ciento que son mujeres.
El secretario general de CCOO en Huelva, Emilio Fernández, ha dicho hoy en un rueda de prensa que el problema de los asentamientos ilegales de inmigrantes en la provincia se ha "cronificado" y ha pasado de ser un fenómeno temporal, que coincidía con el desarrollo de las campañas agrícolas, a ser estable.
"Estas personas viven en una situación inhumana y caótica" ante la "inacción" de las distintas administraciones públicas, a las que CCOO exige "un plan de actuación serio, integral y estable en el tiempo", según el dirigente sindical.
Ha advertido de que "algún día habrá una gran desgracia humana en uno de estos asentamientos y será entonces cuando desde las administraciones se echen las manos a la cabeza y todos nos alarmaremos".
Por ello, CCOO propone la creación de una mesa con la participación de administraciones, sindicatos y agentes sociales, para abordar la situación en su conjunto y las medidas para paliarla.
Entre ellas, el sindicato considera necesaria la construcción de centros de atención al inmigrante con servicios mínimos de aseo, consigna o lavandería, donde, además, puedan ser atendidos por las organizaciones humanitarias.
A los ayuntamientos les solicitan que hagan de interlocutores entre propietarios de viviendas en alquiler y estos inmigrantes y a los empresarios que faciliten el uso de las viviendas de temporeros que tienen en sus fincas, también en alquiler, durante aquellos períodos en los que no se desarrolla la campaña.