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Huelva

De nuevo en la calle

La Cumbre Social ha mostrado su rechazo una vez más a las políticas de recortes, manifestándose por el empleo y la regeneración democrática

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La Cumbre Social, que agrupa a colectivos, asociaciones y sindicatos, pidió en Huelva este fin de semana, una vez más y en coincidencia con la movilización convocada a nivel nacional en más de 60 ciudades, medidas contra el paro, contra la política de recortes y contra los casos de corrupción.
Un nuevo toque de atención de la ciudadanía al Gobierno, saliendo a la calle una vez más, y ya se pierde la cuenta de las que van, contra la situación política y económica del país, al que, si se vuelve a hacer oídos sordos por parte de quienes gobiernan, significará de nuevo, que vivimos una democracia desvirtuada, donde la voluntad popular expresada en actos participativos en la calle, es ignorada, cuando no, despreciada, insultada, y apaleada en todo el amplio sentido de la palabra.
Otra vez, se puso el acento por parte de los ciudadanos en la necesidad de que se combata el desempleo desde los hechos, no sólo desde las palabras, porque no se puede estar diciendo en los foros gubernativos y legislativos que dar trabajo a la gente es la prioridad, cuando con las acciones (recortes, falta de estímulo al crédito, contracción inversora pública, aumento de impuestos, y otras medidas que producen la reducción del consumo), se consigue todo lo contrario, al tiempo, que se fomenta el despido y la destrucción de empleo con una reforma laboral que ha dejado en un año claro sus objetivos y posibilidades, llevando el número de inscritos en el Paro a más de cinco millones. Contra el paro y también, por la regeneración democrática de nuestro sistema político, tan necesaria en convulsos tiempos de corrupciones y oscuras tramas judicializadas. Pero salir a la calle, es también un derecho (y cada día más, una obligación), y no se puede acusar a la gente que lo hace para pedir lo que es justo, para reclamar el cumplimiento de derechos constitucionales básicos, como el acceso a la vivienda (y su conservación), el derecho al empleo, una justicia para todos, educación y sanidad públicas universales y gratuitas, unas autonomías sin cortapisas, de alborotar y entorpecer al país y su imagen. Y no pueden hacerlo además, quienes desde el minuto uno, han incumplido una tras otras sus promesas electorales, castigando al pueblo.

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