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Hablillas

La lectura

Durante estos tres meses, la lectura nos ha ayudado a mantener el equilibrio, sobre todo con las horas que a veces nos parecían eternas.

Publicado: 29/06/2020 ·
13:34
· Actualizado: 29/06/2020 · 20:22
Autor

Adelaida Bordés Benítez

Adelaida Bordés es académica de San Romualdo. Miembro de las tertulias Río Arillo y Rayuela. Escribe en Pléyade y Speculum

Hablillas

Hablillas, según palabras de la propia autora,

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La intranquilidad nos ronda. Es un cosquilleo que no termina de irse porque se alimenta de irresponsabilidad. Las recomendaciones se repiten, pero no se puede hacer más con quienes se niegan a oír. Es lo que tenemos y como este verano las salidas se seguirán haciendo con cautela, echaremos mano de la lectura para paliar el calor de la sobremesa. Es comprensible la hartura manifiesta, pero se trata de una costumbre que no agota, y si lo hace es porque o bien se está cansado o bien la lectura no gusta mucho, decisión del todo respetable. Seguro habrá por casa algún libro a la espera de ser elegido, bien por extravío o porque otros se les habrán adelantado durante estos tres meses.

Si nos encontramos saturados o sometidos a la galbana estival, esta semana pasada Google nos ha regalado un cortometraje de animación para fomentar la lectura. Durante catorce minutos son muchos los mensajes enviados, como la agilidad que aporta a la imaginación y a la inteligencia, un hábito de casa como otros, que continúa en la escuela y después de ella, llenando el tiempo libre tras la tarea y durante las vacaciones, una dedicación que crece y se afianza conforme cumplimos años. El cortometraje comienza con un joven leyendo entre dos columnas de libros. El resto del mundo los ha perdido, aludiendo al terreno ganado por la tecnología, hasta que un hada lleva al joven a la casa donde se encuentran, llena de luz y movimiento. La historia es una metáfora, un relato emocionante y conmovedor.  

Durante estos tres meses, la lectura nos ha ayudado a mantener el equilibrio, sobre todo con las horas que a veces nos parecían eternas. Hemos hecho otras cosas, incluso nos hemos atrevido con manualidades y bricolaje, pero el libro ha conservado su lugar. Los adictos seguimos el principio de Borges, no imaginamos el mundo sin él. Por eso, uno de los momentos más entrañables que nos ha dado la lectura ha sido verla crecer con nuestros hijos, cuando tras la merienda abrían la cartilla haciéndonos mil preguntas sobre las palabras nuevas, enriqueciendo su vocabulario, mejorando su lenguaje, alimentando su inteligencia con el estudio y la dedicación. Horas de lectura.

Este verano será distinto. Durante el paseo, respetemos las normas cuando entremos en los sitios. Como serán muchos, que uno sea la librería. A la intranquilidad reinante le irá bien un rato de lectura. A veces salva la vida.

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