Garantizar la autoría de los trabajos de los estudiantes, enseñarles la importancia del pensamiento original y de citar correctamente y, en definitiva,
luchar contra el fraude académico desde una perspectiva que fomente el aprendizaje y no solo la sanción, es uno de los retos a los que se enfrentan las universidades y escuelas de negocio en la formación online.
Un aspecto clave para mantener la reputación de las instituciones educativas que se vuelve ahora más importante que nunca, cuando el sector atraviesa en España un cambio de paradigma
acelerado por la pandemia de Covid-19, y la llamada “nueva normalidad” y que ha impulsado la transformación del sector educativo hacia la digitalización.
El fraude académico en España ha ido adquiriendo desde hace unos años interés nacional
con casos mediáticos como el máster de la expresidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes el Trabajo de Fin de Máster de la exministra de Sanidad Carmen Montón y la tesis doctoral del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
En todos ellos
el papel del software antiplagio Turnitin resultó clave, ya que determinó el porcentaje de plagio de cada documento, situando en 58% el índice de similitud del trabajo de la ministra Montón, por el que dimitió, y en 13% el de la tesis doctoral del presidente Sánchez.
En el nuevo escenario, salvaguardar la integridad académica y asegurar una comunicación efectiva entre profesores y alumnos en un entorno online se convierte en un desafío aún mayor, y por ello,
las instituciones educativas apuestan cada vez más por soluciones innovadoras que les ayuden a desarrollar todas las capacidades de los estudiantes al tiempo que les facilitan la equidad en los procesos de evaluación. La Confederación de Rectores de Universidades Españolas (CRUE) promueve y recomienda desde el año 2015 el uso de este tipo de herramientas para garantizar la calidad y la autenticidad de sus trabajos.
Desde entonces, las universidades y escuelas de negocio en España
recurren a empresas que presentan soluciones tecnológicas educativas que fomenten la adaptación de alumnos y profesores a un escenario cada vez más digital, donde los nuevos métodos de fraude como la contratación de terceros para realizar trabajos o el plagio por código amenazan su integridad.
Los avances más disruptivos en tecnologías de la educación muestran el camino a la comunidad educativa
no solo para detectar el fraude 2.0, sino para llegar a la raíz del problema fomentando los nuevos procesos evaluativos donde el carácter punitivo del feedback se convierte en aprendizaje positivo para el alumno.
En España,
las soluciones más extendidas entre la comunidad educativa son las de la empresa Turnitin, que cuenta con la mayor base de datos, y es usada por un 65% de las universidades españolas, entre las que se encuentran 11 de las 500 mejores universidades del mundo según el Ranking Académico de Universidades del Mundo 2020 (ARWU, por sus siglas en inglés), que realiza Shanghái Ranking Consultancy. Entre dichas instituciones, se encuentran la Universidad Nebrija, la Universidad Pompeu Fabra, la Universidad de Salamanca, la Universidad de Granada o la Universidad Autónoma de Madrid, por citar algunos ejemplos.
En las escuelas de negocio también es frecuente que se usen programas que sirvan de apoyo a los formadores para evaluar online los trabajos de los alumnos, y mantener sus estándares educativos y reputación. En este caso,
Turnitin es también el proveedor más extendido en este tipo de soluciones, que van más allá de las herramientas antiplagio en las escuelas de negocio españolas más reputadas a nivel global, como por ejemplo IE y Esade.