Dos soldados españoles murieron y otros cuatro han resultado heridos, uno de ellos muy grave, en un ataque suicida que tuvo lugar ayer en el distrito de Shindand, a unos 100 kilómetros de Herat cuando regresaba de un ejercicio de instrucción con tropas afganas. Los militares españoles, que pertenecía a la Brigada Ligera Aerotransportable con base en Pontevedra, viajaban en uno de los seis vehículos blindados que acompañaban a doce camiones afganos. Su coche era el último del convoy contra el que se estrelló un vehículo cargado de explosivos que conducía un kamikaze. La ministra de Defensa, Carmen Chacón, compareció ayer para explicar los datos que se conocen hasta ahora de un suceso, que deja a varias familias consternadas por la muerte de sus seres queridos y que ponen en evidencia, como la misma ministra manifestó que “en ocasiones como ésta somos más conscientes que nunca hasta qué punto nuestros soldados exponen su vida en estos lugares”. Y precisamente ese es el mensaje o la sensación que se le queda a todo el mundo cuando conoce este tipo de noticias, ya que no es hasta ese momento, cuando todos se acuerdan que hay un grupo de personas que están arriesgando su vida por no sabemos que causa concreta, porque cuando fallecen en este tipo de actos, para algunos todo adquiere sentido, mientras que para otros, todo se vuelven preguntas sin respuesta.
España mantiene en Afganistán un contingente de 778 militares destacados en su mayoría en la Base de Apoyo Avanzado de Herat y en el Equipo de Reconstrucción Provincial Badghis. La muerte de estos dos soldados españoles eleva a 87 el número de militares españoles fallecidos en el país asiático: 79 en accidentes aéreos (62 en el Yak-42 y 17 en el helicóptero Cougar), uno en accidente de tráfico y uno por infarto de miocardio. Los primeros efectivos llegaron en 2002 mientras que el último atentado terrorista con víctimas del contingente español se registró el 24 de septiembre de 2007 cuando fallecieron dos militares españoles. Son las muertes en cifras de una decisión política que muchos discuten y que pone en la palestra la necesidad de cambiar ciertas políticas internacionales, porque hay dudas de que esta presencia sirva para algo si no para tener más muertes.