Estados Unidos ha superado sus propias fronteras, ha dado un paso más allá para ejemplo del resto del mundo...
Estados Unidos ha superado sus propias fronteras, ha dado un paso más allá para ejemplo del resto del mundo. El país donde los negros son perseguidos policialmente y judicialmente, donde el racismo predomina en muchos estados y donde la mayoría de los pobres son negros ha elegido como presidente a Barack Obama por una mayoría aplastante. La necesidad de un cambio, el miedo por una gravísima crisis sin precedentes, el cansancio por el gobierno de W. Bush y la peor imagen exterior de EEUU en la historia pueden haber decantado la balanza hacia un candidato fuerte, convincente y repleto de carisma. A eso se suma una nefasta campaña republicana donde el único que ha mantenido el tipo ha sido el propio McCain, alejado de la Casa Blanca evangelista y conservadora, que ha cerrado su carrera electoral con una frase lapidaria: “La presidencia de Obama es un hito para el pueblo afroamericano. Le deseo lo mejor a mi adversario y futuro presidente”. Ahora empieza la transición hacia un Gobierno que se ha comprometido con los pobres, con los parados y las minorías, pero que tiene lagunas importantes como el voto latino, que ha aupado al primer negro a presidir la Casa Blanca. Obama despejará la duda de si está capacitado o no para sentarse en el despacho oval, de si tiene el coraje de liderar el mundo en un momento crítico y se sabrá, en definitiva, si los norteamericanos han acertado al poner al frente del mundo a un hombre mediático de grandes palabras. Para empezar, Obama se ha referido al sueño americano, a ese sueño casi olvidado que permite a todos no tener límites de bienestar si se persevera y se trabaja. En EEUU eso era una realidad, pero hoy el nuevo Gobierno de la Casa Blanca deberá cambiar las miserias dentro y fuera de sus fronteras.