“Pero aquí cada vez vienen menos universitarios”, observaba Sara Sánchez, de 19 años, y que ayer se desplazó desde Huelva. Esta estudiante de Ingienería Forestal acudió con una amiga con la que compró unas botellas de tinto de verano. “Cuando llegue la noche nos volvemos”, dijo.
Los más madrugadores ayer -el grueso de los asistentes llegó entre las cuatro y las cinco de la tarde- fueron los propietarios y trabajadores de puestos de comida rápida. Una docena se repartieron por la explanada de los que fueron los aparcamientos de la Expo 92.
Hubo algo menos de asistentes que en la convocatoria estrella, la Fiesta de la Primavera. En la última edición murió apuñalado un joven, lo que motivó, entre otros motivos, mucha mayor presencia policial. Unos cien agentes, entre Policías Locales y Nacionales, vigilaron y controlaron el evento y sus alrededores. Al cierre de esta edición no se habían producido incidentes de gravedad y sólo se habían realizado dos asistencias sanitarias.
Según los datos aportados por el Ayuntamiento, se pusieron cinco multas por beber fuera de la zona acotada para ello y tres denuncias por infracción de tráfico. También se realizaron sesenta pruebas de alcoholemia a conductores. Todas se saldaron con un resultado negativo.
Muchos de los que ayer acudieron continuaron con la jornada de diversión en muchas de las diferentes fiestas organizadas en diferentes locales y bares de la ciudad, que publicitaron sus eventos en el macrobotellón.