La pasada semana finalizó septiembre y con él se cierra el periodo vacacional, no sólo en el municipio de El Puerto, sino en prácticamente toda la costa gaditana. El turismo de sol y playa, que es el más habitual en nuestra provincia, comienza a sustituirse, con la llegada del otoño, por el de congresos o el de montaña.
Un verano que, pese a estar marcado por la crisis económica, sigue manteniendo prácticamente las mismas cifras de años anteriores, en lo que se refiere a ocupación hotelera.
La Patronal del Sector de la Hostelería de la provincia de Cádiz ha dado a conocer los datos del pasado mes de septiembre. Así, en El Puerto, se ha superado el 80%; en concreto, se ha logrado un 80,47%, un punto por encima de lo que fue el año 2011, que consiguió un 79,47%. En relación con la previsión, los datos de ocupación reales han mejorado, ya que la patronal, a inicios de mes, estimaba que la ocupación sería del 72,52%, y después ha aumentado ocho puntos.
Esto en lo que se refiere a El Puerto de Santa María, que ha sido una de las localidades de la costa gaditana con más afluencia de visitantes, por detrás de Cádiz, Chiclana, Rota y Conil.
En lo que se refiere a los datos obtenidos en el municipio de El Puerto, el presidente de la patronal de los hosteleros, Antonio de María Ceballos ha valorado positivamente los datos logrados. “Hay que considerar que es positivo debido a que estamos viviendo el quinto año de crisis y lo normal es ir para abajo, pero, sin embargo, El Puerto se ha mantenido e incluso ha crecido un punto”, indica De María.
En cuanto al perfil del visitante, sigue primando el turismo nacional, en detrimento del extranjero. “Ha venido un 80% de españoles, frente al 20% que representan los extranjeros”, puntualiza el presidente de Horeca. No obstante, afirma que no hay que perder de vista a este sector, puesto que en la época que ahora comienza es un cliente habitual. “Aunque no sabemos las previsiones de este mes, sí que podemos decir que lo normal es que vengan alemanes, y este turismo está por encima del español”. En este sentido, De María establece que de mantenerse la climatología, podrán volver a repetirse, al menos, cifras similares a las de los últimos años.
Las reservas de última hora también llaman la atención en los datos obtenidos, puesto que la ocupación real, en la mayoría de las ocasiones, supera a las previsiones realizadas por la patronal. Horeca cree que se debe a que ya no se realizan tantas reservas anticipadas, puesto que se confía en que habrá sitio en los hoteles.
De hecho, uno de los factores que ha llevado a los visitantes a decantarse por nuestra costa ha sido precisamente el buen tiempo que durante todo el verano, e incluso en el mes de septiembre -a excepción de la última semana de precipitaciones-. Las buenas temperaturas han provocado que la ocupación sea buena, pero no tanto para el sector de la restauración. “El poniente ha hecho que las playas estén repletas por la mañana y por la tarde, pero por la noche ha hecho que muchos negocios, bares y restaurantes hayan cerrado a las once”, señaló Antonio de María. En este sentido, ha apuntado que los bares y restaurantes de la localidad portuense pueden haber tenido una caída de las ventas en torno al 15% aunque, como en todos los casos, depende del establecimiento, ya que mientras unos hace mucha caja, otros ven como han descendido considerablemente los ingresos.
La misma opinión comparten los restauradores de la ciudad de El Puerto. Así lo ha manifestado el presidente de la Asociación Provincial de Restaurantes y Cafeterías y propietario de El Asturiano, Domingo Maya, que ha cifrado entre un 25 y un 30% el descenso en la producción, en comparación con las cifras del verano del 2011. “En El Puerto ha sido un año un poco nefasto debido a que la economía no está como debería estar”, establece Domingo Maya.
Y es que, según apunta Maya, “es obvio qué es lo que se ha visto más afectado y dónde se recorta más, que es en el tema del ocio, los bares, restaurantes y discotecas”. De este modo, los turistas, o el local, en vez de decantarse por salir a cenar todos los días, sale “una o dos veces solamente”, para cuidar así la economía familiar.
