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El Jueves

¿Victimismo o realidad?

La decisión el pasado miércoles del presidente del gobierno que ustedes ya conocen, ha generado una tormenta política tanto en las instituciones como en el PSOE

Publicado: 26/04/2024 ·
10:55
· Actualizado: 26/04/2024 · 10:55
  • Pedro Sánchez, en el Congreso. -
Autor

Miguel Andréu

Miguel Andréu es comunicador y escritor. Actualmente, director de Andréu Comunicación

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Este blog aborda temas generales de actualidad, preferentemente de interés local en Sevilla

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La decisión el pasado miércoles del presidente del gobierno que ustedes ya conocen, ha generado una tormenta política tanto en las instituciones del Estado como en el seno del Partido Socialista. Nadie, según parece, esperaba algo así. Incluso algunas informaciones apuntan que un reducido grupo de los muy allegados a Sánchez le convenció de que no dimitiera en la misma mañana de ese día, antes incluso de que partiera para comparecer ante el Congreso de los Diputados.

La gran pregunta, la que nos hacemos todos los españoles, es si este ejercicio de irresponsabilidad del presidente responde a una actitud de victimismo o es una realidad palmaria. En el primer caso, puede apuntar a un apuntalamiento de su gestión y un primer acto de campaña ante la cercanía de las elecciones catalanas y europeas. Un acto de consolidación de la izquierda plural que nos gobierna, en el que solo ellos saldrían ganando. En el segundo supuesto, la realidad siempre supera a la ficción y una dimisión en estos momentos, anunciada “en diferido” con cinco días de anticipación, no responde a los cánones propios de la política. Es más, ha creado auténticos desconciertos que van a pasar una cara factura en la maltrecha economía española y en la imagen exterior de nuestro país. Baste, para esto último, analizar con pausa las reacciones de las principales cabeceras de los más notables medios de comunicación internacionales. El lunes, con la comparecencia ya anunciada, saldremos de dudas. Y esperaremos las consecuencias de este tsunami, que sin duda tendrá muchas réplicas, tanto en un caso como en otro.

Lo que es cierto que un juez no abre diligencias si no ve algún indicio de causa. Me refiero con esto a la denuncia interpuesta por el sindicato Manos Limpias contra la esposa del presidente: hubiera sido más fácil el archivo, algo que aún puede pasar. Pero una vez abierta la investigación, no me negarán que el presidente, por muy enamorado que esté de su mujer, puede también temer que su nombre aparezca por algún sitio, por acción u omisión, con lo que el caso se elevaría a escándalo de proporciones oceánicas.

Toda la clase política anda enfrascada con este asunto. Los suyos intentándole convencer de que no dimita, algo que llama la atención cuando la forma de actuar en la mayor parte de las ocasiones en los partidos políticos es la de “pisar” a quien se resbala: la golosina de un buen sillón no tiene límites. Y en los partidos siempre se tienen amigos y enemigos, por más que unos suenen más que otros. De la otra parte, desde la oposición acusan al presidente, no sin mucha razón, de escenificar un movimiento táctico para mantenerse en el poder y tapar sus supuestos escándalos de corrupción.  Algo así como una operación de "supervivencia política" poniendo el contador a cero, para movilizar al electorado “por compasión", lo que no deja de ser una frivolidad inaceptable y un insulto a la ciudadanía. Y una tercera postura es la de sus socios de gobierno, esa amalgama de micropartidos que sobreviven al calor del poder institucional: le prestan todo su apoyo, sabiendo que sin el PSOE y más concretamente sin Pedro Sánchez no son nada. A la vista está la trayectoria y lo que queda de Podemos. Y tendríamos que preguntarnos si ese apoyo tácito a la situación vendrá acompañado de facturas.

El lunes saldremos de dudas. Aunque tenemos que tener algo claro: los españoles, seamos del color que seamos, no nos merecemos una situación como esta. Y menos un presidente con este talante.

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