El agua se ha convertido en toda una industria. No se fabrica, no existen laboratorios que produzcan hache dos o, llega desde el cielo y cuando escasea se encienden todas las alarmas porque nos damos cuenta de la necesidad vital que nos une a ese bien líquido que ocupa nuestros cuerpos en casi el setenta por ciento, nos abastece por dentro, se mezcla con jabón para darnos necesaria higiene, riega campos y cultivos que nos alimentan, nutre a la vegetación para que animales pasten y le da sentido y color a la primavera y cuando cae como en estos días es motivo de satisfacción colectiva pese a la incomodidad que suponen las jornadas lluviosas una tras otra para sureños como nosotros más habituados al secano. Se conduce por ríos y lo que no desemboca en el mar se queda en embalses, presas, pozos; agua dulce, potable, necesaria, deliciosa cuando fresca apaga el escozor árido de una garganta seca. Gratis hasta que toca el suelo porque hasta ese instante no interviene la mano del hombre y cuando esto pasa se pone en marcha la industria, el negocio y, cómo no, la pretensión muchas veces incontrolable de con esta necesidad esencial y básica montar un chiringuito.
El Consorcio de Aguas de la Zona Gaditana lo integran Algar, Arcos, Barbate, Benalup, Cádiz, Chiclana, Chipiona, Conil, Jerez, Medina, Paterna, Puerto Real, El Puerto, Rota, San Fernando, San José del Valle, Sanlúcar, Trebujena, Tarifa y Vejer y su labor consiste en conducir este bien líquido desde sus embalses en Los Hurones y Guadalcacín hasta los diferentes municipios a los que abastece, una vez potabilizada, lo que se denomina agua en alta, desde donde las entidades locales se enganchan a través de sus empresas que gestionan lo que se conoce como el agua en baja, algunas públicas, otras mixtas y otras privadas según la fórmula que cada cual y por diferentes cuestiones haya determinado tener: Cádiz tiene una empresa pública llamada Aguas de Cádiz, El Puerto una mixta participada por Ayuntamiento y Aqualia llamada Apemsa y Jerez una concesión que pasó de manos públicas a privadas a Ajemsa por casi 81 millones de euros y que hoy gestiona Aqualia. Otros casos, como San Fernando, tienen una concesión privada con Hidralia y estudia estos días si recuperar parte de la gestión pública para crear una empresa mixta. Estas empresas pagan al Consorcio en base a 150.000 euros el hectómetro cúbico, a lo que hay que añadir la cuota consorcial y el canon de trasvase y el Consorcio gestiona desde su sede central en la calle Ancha de Jerez, que es la ciudad más importante en población de cuantas participan. También hay sindicatos, UGT en su mayoría, con sus intereses sindicales de por medio.
La presidencia del Consorcio estaba el manos del alcalde de Sanlúcar hasta hace bien poco, Víctor Mora, al que presiones internas sindicales fundamentadas, según él mismo explicó, en otorgar una paga extra por jubilación a los trabajadores de esta entidad y que la intervención entendía como un acto claro de prevaricación con las consiguientes consecuencias penales le llevaron a presentar su dimisión y cederle el testigo al actual alcalde de Trebujena, Jorge Rodríguez, de Izquierda Unida y coordinador provincial, partido que siempre ha querido llevar por bandera la remunicipalización de este servicio y, por ello, abandera el acoso a todas las empresas privadas del sector por entender que lo que hacen es enriquecerse con un bien esencial. Y está bien hacer defensa de la causa de lo público, tanto como que las empresas pongan su dinero y gestionen en la idea de obtener una cuenta de resultados beneficiosa. Otro sería el debate de qué servicios son más rentables para el ciudadano, si los públicos o privados, y dónde es en consecuencia el agua más cara, de hecho Facua-Consumidores en su último informe situó a Aguas de Cádiz, empresa pública, como la cuarta con el agua más cara de España solo por detrás de Ceuta, Murcia y Barcelona; les seguía Aguas de Huelva, empresa mixta. Esto pasa cuando lo público deriva en chiringuito y de esos, por desgracia en el mundo del agua, hay muchos, muchos, en muchos casos con sueldos estratosféricos y de hecho solo bastaría echar un vistazo a lo que se paga fruto de los desmanes del pasado en empresas que eran públicas como Apemsa o Ajemsa. Emasesa, también pública, en Sevilla es otro ejemplo, nada menos la que gestiona el abastecimiento de agua en la provincia más nutrida y de mayor consumo de Andalucía, por no hablar de Giahsa en Huelva, también pública, donde hubo incluso una denuncia en fiscalía porque había reparto pactado de cargos a cuatro partidos políticos por 400.000 euros al año. Obviamente, todo esto va en el recibo del amable contribuyente.
El nuevo presidente del CAZG, de IU, el partido al que apasiona la gestión pública de este bien líquido, ha sido llegar al puesto y establecerse una dedicación exclusiva para ponerse un sueldo de 50.258,57 euros cuando ninguno de los anteriores presidentes percibía nada y lo primero que llama la atención es a cambio de qué AxSí, a través de sus socios en Paterna y Barbate, o el PP han hecho pinza con el trebujenero para aprobarle este sueldo por, precisamente, no darle un palo al agua, bien es sabido que este es un cargo honorario sin prácticamente gestión alguna.
El error mayor lo comete el PSOE, que aún teniendo mayoría en el consejo ha permitido que todo suceda por la falta de criterio orgánico interno, porque la mayoría de los miembros del mismo tenían el mandato de abstenerse, a saber por qué, mientras que otros opinaban que la postura era votar en contra y ante la falta de criterio orgánico unos decidieron no ir, como Sanlúcar, Puerto Real o Chiclana, otros no entrar en el consejo, como Arcos o Jerez, y otro levantarse en el momento de voto del polémico punto, como San Fernando, porque hasta ese instante la postura, hay que insistir, del partido era abstenerse. No se sabe la razón, pero los integrantes del PSOE que se quedaron a votar, como Rota o San José del Valle, votaron finalmente en contra y si esa era la postura final, todos hubiesen ido o entrado a votar para evitar que el camarada trebujenero se pusiera este sueldo by the face.
Así es que como los integrantes del consejo con su nuevo presidente electo decidieron celebrar, justamente, la tarde del Día Mundial del Agua, martes 22 de marzo, más bien el día del camarada. Este fue el único acto donde participó el Consorcio, la pantomima para que el trebujenero se ponga un sueldo que no perciben muchos alcaldes consorciales y un chiringuito donde ya está llevando a personal de su pueblo y, dicen, donde pronto nombrará un gerente de allí, el bochorno de partidos como el PP, que votó a favor quién sabe por qué porque es inexplicable que desde la formación popular le den un sueldazo a un alcalde de IU sin contraprestación alguna ni motivo, y el lamentable espectáculo de un PSOE que en la provincia camina como gallina sin cabeza y valga lo sucedido como claro ejemplo. En un momento crítico con el precio de todo subiendo, combustibles o electricidad, el agua será un poquito más cara porque es probable una subida impuesta por el CAZG para soportar los sobre costes del sueldo del nuevo gerente y del camarada presidente de Trebujena, un artista de la pista que dos días después dimitió como alcalde y al que al menos habría que pedirle que nos ahorre de discursos banales cuando a la vista ha quedado lo que realmente le motiva.