Mujer y guerra han sido las palabras de la semana, las que han llenado los espacios informativos desplazando a otra, Covid, que se había impuesto sobre las demás desde hace mucho y que poco a poco va cediendo protagonismo al ritmo que avanza el ejército ruso por el territorio de Ucrania y las sanciones internacionales crecen sobre Putin y su guerra. Mujeres en guerra:
todas las mujeres, todos los derechos, todos los días. Las grandes conquistas sociales necesitan tiempo y que las mujeres ocupen su sitio por derecho está cada día más cerca, pero aún no conseguido porque persiste precariedad laboral, no son las mimas oportunidades para unas y otros y, sobre todo, faltan mujeres en el primer orden de poder social, sindical, también político.
Tan injusto es que una mujer no logre lo que por capacidad y mérito merece que lo logre solo por el hecho de ser mujer, por esta razón las listas cremallera no dejan de ser una solución tal vez necesaria que se eleva desde una acción injusta, pero a veces hay que optar por la solución menos mala hasta que se llegue al punto en el que no sea necesario forzar. Hay muchos feminismos dentro del feminismo, de aquellas que defienden la inclusión de la mujer al mismo nivel que los hombres desde una postura reivindicativa y racional a esas otras que ondean pancartas con vaginas y trasmiten un mensaje de odio hacia los hombres como si éstos fuesen el enemigo a batir y eso alimenta el discurso radical de, entre otros, la extrema derecha; la guerra entre géneros es lo peor que le puede suceder a una sociedad. Por esto el 8M de cada año reivindica la necesaria posición que en todos los ámbitos de la vida tiene, o debería tener, la mujer, al menos ante los ojos de quienes aún no asumen esta igualdad que hace de la nuestra una sociedad plena.
Mientras, guerra.
Empezamos a notar sus consecuencias y la subida energética y de combustibles traslada temor a una sociedad que es propensa a perder la calma y enseguida hace colas ante gasolineras, se abastece de aquello que considera le puede faltar y ahora le ha tocado más al aceite de girasol y menos, de momento, al papel higiénico y los barcos salen a faenar a cuenta gotas porque el precio del gasoil hace insostenible el negocio, con lo cual los mercados perderán variedad de productos y todo, en general, será más caro. Todo ello con la incertidumbre de no saber si este conflicto se resolverá en días, semanas o meses, justo cuando en marzo se asoma la esperada primavera tras la pandemia y las cofradías se engalanan para procesionar en breve y el albero dorado se esparce por los recintos de feria en espera de la gente. La gente quiere, más que nunca, calle, fiesta, terrazas, vivir, pero de pronto Putin en Ucrania nos confina entre paredes y miedos.
MasterChef. Pepe Rodríguez, Jordi Cruz y Samantha Vallejo-Nájera pasean su programa haciendo caja y dando promoción allí donde hay materia, y no solo prima. Ya el año pasado la tripulación del
celebrity desembarcó en El Puerto de Santa María en un programa que se grabó en
El Coto de la Isleta y por el que cobraron, parece, 40.000 euros; en otro grabado hace no mucho en Sevilla y para el que cocinaron Urta a la roteña, al andar escasos del popular pescado de roca que se alimenta de marisco metieron merluza para deleite de quienes nunca han catado una sabrosa Urta y sorpresa de todos los demás -¿merluza a la roteña?-. Esta semana, el trío televisivo se ha dejado ver por Sanlúcar con motivo de la capitalidad española del 2022 para grabar un capítulo de la décima temporada, que se emitirá en breve. Queda por saber este coste promocional y, sobre todo, si con el temporal y escasos de langostinos han terminado por meter
gambón congelado del
Mercadona: en tomate y con huevos fritos al estilo de
La Juanita igual los comensales ni notan el cambio -al menos los de fuera de Sanlúcar, claro-.
Candidatos PP. La caída inesperada y repentina de Pablo Casado y de todo su entorno genera una pequeña ola que a medida que avanza el tiempo se va convirtiendo en grande y veremos si al final, para algunos, en tsunami. Feijóo, a diferencia de lo que sucedía con Casado y su intención a través de Egea de propiciar la guerra por provincias, dará todo el poder del territorio a los barones autonómicos y, en este sentido, Juanma Moreno tendrá capacidad absoluta para disponer por el ancho y largo territorio andaluz, también con respecto a las candidaturas. Se acabó eso de que unos sean cercanos a Sevilla y otros a Madrid, lo que le viene fatal a aquellos que lo eran de Madrid y, de hecho, se ha mirado con lupa el momento, las llamadas, los gestos de todos los cercanos a Casado trasladando su fidelidad al nuevo poder de Moreno. Esto es así, si lo haces tarde o mal, o lanzas un mensaje no del todo apropiado a tu grupo de
whatsapp, se toma nota y de todo hay factura.
Pero lo cierto es que quedan por configurar las candidaturas, al menos aquellas que por diferentes cuestiones no están consolidadas; en Algeciras Landaluce deshoja la margarita, por un lado dice que no sabe, que está cansado, pero todos saben que le encanta ser alcalde y que repetirá. En Cádiz a Juancho Ortiz le ha venido bien el cambio y todo apunta a que repetirá, sobre todo porque Bruno García no quiere pese a que algunos le señalen como la mejor opción. En Sanlúcar unos apuntan a Sergio Romero, que parece estaría encantado de abandonar Cs y liderar al PP de allí, mientras que otros se fijan en objetivos más elevados para sustituir a Carmen Pérez y en Jerez a Saldaña le ha venido regular la derrota de Egea y compañía, que eran sus valedores. Lo va a pelear hasta el final para ser candidato, pero lo tendrá complicado si prospera la idea de que García Pelayo retome las labores municipales, como algunos quieren. Ella no, claro está; mientras, el lío con el sueldo de portavoz que va a obligar a Montero a devolver lo que cobró para que se lo embolse Saldaña y el bueno de Antonio dice que hasta ahí podíamos llegar.
Como era de esperar,
Vox pactó con el PP en Castilla y León y aunque Andalucía es otra comunidad, el camino está trazado. Veremos cómo se agrupa el PP tras el congreso de abril en Sevilla, qué resultados ofrecen encuestas en ese momento y si Moreno Bonilla mantiene su idea actual de disolver en septiembre para que las elecciones sean a finales de octubre o, como teme el PSOE y Ferraz, adelanta ahora para que sean en junio.
Días, en resumen, de clima cambiante, como suelen ser los aires que acompañan al mes de marzo: hace sol, se nubla al rato, llueve y salta el viento para que, de nuevo, el sol del medio día recuerde que la primavera empuja y que la temperatura le gana espacio a un invierno que se resiste.
El mundo no olvidará que justo ahora, cuando empezamos a superar la pandemia y nuestra vida de siempre nos esperaba a la vuelta de la esquina, Putin y su miserable invasión nos devuelva el temor al futuro; quizás la pandemia y esta guerra sean la prueba definitiva que nos confirme lo fuertes que somos como humanidad que lucha unida.