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Bale cura las heridas

Las quejas de Karim Benzema y Cristiano Ronaldo en Mestalla denunciaron su egoísmo y se sumaron en pocas horas a su \'desaparición\' en el Vicente Calderón en la Copa del Rey, cuando debía ejercer de líder

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Las dudas que merodeaban la figura de Gareth Bale tras la derrota ante el Valencia en Mestalla las fulminó el galés conduciendo al Real Madrid a una esperada reacción tras dos reveses consecutivos, con un tanto de falta para enmarcar ante un Espanyol que nunca tuvo la opción de dañar al líder (3-0).

Llegaba tras una semana que le dejó marcado. Las quejas de Karim Benzema y Cristiano Ronaldo en Mestalla denunciaron su egoísmo y se sumaron en pocas horas a su 'desaparición' en el Vicente Calderón en la Copa del Rey, cuando debía ejercer de líder. Provocó que tuviese que aguantar algún silbido de la grada cuando salió enchufado ante el Espanyol. Convencido de que era un día señalado para brillar.

El equipo de Sergio González tan sólo apareció en el inicio del partido. Sintió que el peso de la duda podía instalarse en un Real Madrid alejado de la firmeza con la que firmó su racha histórica, pero desaprovechó sus dos llegadas.


Caicedo se hizo espacio, pero remató blando ante Casillas y Sergio García caracoleó con clase en la frontal y buscó colocación en su derechazo encontrándose con la respuesta del capitán madridista.

El regreso al 4-3-3 de Carlo Ancelotti prometía velocidad en su fútbol. Benzema estuvo más participativo que en los dos primeros partidos de 2015, generó espacios que aprovecharon a la perfección dos 'balas' como Bale y Cristiano. Fue el francés el que lanzó el primer aviso.

Las intenciones madridistas se traducían en un potente disparo, con gran gesto técnico de Benzema, que, de un balón suelto en el área tras una falta lateral, sacó un tiro que estrelló en la madera. Era el minuto 10, dos después todo se puso de cara para el Real Madrid con una jugada perfecta. Pelota cruzada y medida de Bale que sobrevoló el Bernabéu hasta la bota de Cristiano, pase atrás de primera y remate en carrera de James.

El momento goleador de Cristiano se hacía esperar, pero mientras el portugués se convertía en el máximo asistente junto a mejor matador, se reivindicaba Bale. Aprovechaba poder chutar una falta para colocar su lanzamiento en la escuadra de Casilla. Disparo imparable. Ejecución magistral con la zurda y el esférico entró a la portería tras besar un poste.

Fue una losa para el Espanyol, al que le faltó fe para intentar reaccionar. Una tímida llegada de Montañés era su único balance ofensivo, mientras que la falta de agresividad e intensidad marcaba su defensa. Los madridistas remataban todo lo que podían. Bale lo intentó de nuevo.

Cambió el panorama nada más nacer el segundo acto. Se repitió la inercia, con el Espanyol pisando el área pero chutando en tres ocasiones sin encontrar la portería madridista, cuando llegó la acción polémica del partido. Un duro choque, a ras de césped y con tacos elevados entre Coentrao y Cañas, acabó con roja directa al lateral portugués. Era el minuto 53 y el Real Madrid cambiaba su idea para pasar a jugar al contraataque.

En inferioridad numérica, curiosamente, fue cuando más llegó. Aprovechó el paso obligado al frente del Espanyol para encontrar espacios y explotarlos a la perfección. Le faltó acierto en los últimos metros, lo que no encaja bien Cristiano, que a la tercera amagó y chutó contra Arbilla tras una buena acción de Arbeloa.

Fue el escenario en el que llegó una acción que dará que hablar. Bale exhibió velocidad y elegancia en su carrera, se plantó solo ante Casilla y su toque suave al balón fue fuera. Poco tenía que ver con la jugada de Mestalla que provocó que hoy tuviese que soportar algún silbido, pero la reacción de Cristiano fue la misma. Solo, a su izquierda, no recibió el balón. Él tampoco hubiese pasado mano a mano ante el portero, pero no contuvo su enfado, hizo aspavientos con los brazos y echó al público encima del galés.

Es lo que tiene el Santiago Bernabéu y su nivel de exigencia. Al mejor jugador del partido le dedicó una sonora pitada la siguiente vez que entró en contacto con el balón. Ver para creer. La situación se calmó gracias al tercer tanto madridista. Otra acción de Arbeloa, parche en la izquierda que brilló más que en la derecha, pase a Nacho y remate a la red. Su celebración muestra la alegría de un defensa de marcar en el estadio donde siempre soñó con hacerlo. Su gol, el premio a un jugador ejemplar, que asume su rol y aprovecha cada oportunidad de Ancelotti.

Así llegó una reacción obligada del Real Madrid, que aumenta distancia con sus perseguidores en la Liga, ya que Atlético de Madrid y Barcelona se enfrentarán mañana, domingo, y ahora afronta un ejercicio de automotivación para creerse que puede remontar dos tantos en Copa del Rey ante el conjunto del 'Cholo' Simeone. El bache de resultados tocó a su fin.

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