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Un ejemplo para todos

Francisco Manuel transcribe las cartas en braille para bares de toda la provincia

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  • Manuel entregando una carta en braille en un local -

La historia de Mari Paz y Francisco Manuel es la de una madre y un hijo que luchan ante la adversidad, buscan la igualdad y cuyo objetivo es un mundo mejor.

Francisco Manuel es un niño de diez años de Puerto Real. Le encantan los móviles, bromea diciendo que los que más le gustan son los Iphone. Juega en el recreo con sus amigos, hace sus deberes en casa, y la única diferencia entre este joven su hijo, sobrino, nieto o vecino es que Manolo usa sus manos para leer. Una bronquiolitis al poco de nacer provocó que se le atrofiaran los nervios ópticos y que perdiera la visión.

Aún así, Francisco Manuel no pierde la sonrisa. Está estudiando braille, lo hace tres veces por semana, ha tenido dos profesores, Julia y Manuel, a los que Mari Paz define como “dos pilares”.


A este joven, como a todos, le gusta ir a comer a los bares, “aunque siempre no se puede”, bromea. Su madre se enteró a través de una conocida que un bar de Cádiz tenía una carta en braille para las personas ciegas y decidieron ir a comer.

“Lo atendieron muy bien, era el primer invidente que pedía la carta en braille”, comenta Mari Paz. “Les pregunté como se hacía y nos dijeron que la había hecho la ONCE”. Dos día después de aquello, madre e hijo fueron a la sede la ONCE en Cádiz, y hablaron con Ana Vera, tipógrafa de la organización.

“La ONCE transcribe cartas para bares, pero también tiene que transcribir libros para los niños en braille y es un jaleo y tampoco hay mucho personal”, por lo que “le dije a Manuel que si hacíamos nosotros las cartas para que todas las personas ciegan las tuvieran”.

Desde entonces, Franciso Manuel, que bromea diciendo que va a ser de mayor director de la ONCE, y su madre, se dedican a transcribir en braille cartas en bares de toda la provincia. Este sábado han estado en Barbate. “Está muy lejos, pero al menos me podré dar un baño en la playa”, decía Francisco Manuel riendo.

Su madre afirma que “todos los bares han estado siempre predispuestos y nos han ayudado mucho”, y se pregunta, con toda la razón del mundo, que “si los bares tienen cartas en inglés y francés, ¿por qué no en braille?”.

“La ONCE nos ayudó al principio, y ahora nosotros ayudamos a la ONCE. Le quitamos el trabajo a ellos, y lo han llamado para felicitarlo”, cuenta Mari Paz.

“La sociedad no está concienciada”, expresa su madre resignada. “Él es un niño normal y corriente y hay veces que a lo mejor va agarrada a mí por la calle y le dan un empujón, que molesta aunque no lo hagan con maldad”. Además, “en Puerto Real las calles no están preparadas, hay muchos boquetes, y los semáforos no están adaptados”.

“Lo que pedimos es que todos somos iguales y que un simple hecho puede cambiar el mundo y que esta sociedad vaya para arriba”.

Francisco Manuel cuenta que “hay veces que tu vas por la calle y te preguntan,  ¿tú eres ciego?, ¿Qué te pasa? Y yo digo que soy invidente que no puedo leer como ustedes en tinta, y que uso mis manos”.

Mari Paz sueña con “una sociedad que mire más por las personas con discapacidad”, ya que “hay bastantes y todos somos iguales”.

Francisco Manuel, a sus diez años de edad, en diciembre cumple once, ha demostrado ser un luchador. Su madre, Mari Paz, es otra luchadora incansable, tienen un reto, hacer una sociedad más igualitaria. No importa que leas con tus ojos o con tus manos, “todos somos iguales”, afirma una y otra vez su madre. Hacen la vida más fácil a muchas personas ciegas como él, y sin pedir nada a cambio, solo por ayudar a lograr un mundo mejor.

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