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El jardín de Bomarzo

Animales de la granja

Los regímenes comunistas conocidos han sido trazados siempre por el mismo guión

Publicado: 25/05/2018 ·
11:46
· Actualizado: 25/05/2018 · 11:48
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Bomarzo

Bomarzo y sus míticos monstruos de la famosa ruta italiana de Viterbo en versión andaluza

El jardín de Bomarzo

Todos están invitados a visitar el jardín de Bomarzo. Ningún lugar mejor para saber lo que se cuece en la política andaluza

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"Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros..."Napoleón, cerdo líder de Rebelión en la granja. 

 En la Rebelión... de Orwell un grupo de animales expulsa a los humanos porque se sienten sometidos a una tiranía brutal y establecen un sistema de gobierno donde prima la igualdad, los mismos derechos para todos y un reparto de poder a modo de que ningún animal mande sobre otro. Considerada una fábula terrible acerca de la condición humana, su personaje principal es el cerdo Napoleón, que una vez controlados a los perros de la granja y, por tanto, poseyendo el poder absoluto se da cuenta cómo sacar provecho y poco a poco va cambiando el decálogo inicial del tipo "Ningún animal podrá dormir en una cama" a matizarlo con "Ningún animal podrá dormir en una cama ... con sábanas" cuando él ya residía en la casa de los humanos y dormía en su cama, que obviamente resultaba bastante más confortable que el lodazal del corral. 

Los regímenes comunistas conocidos han sido trazados siempre por el mismo guión. En Cuba, la antigua URSS o en aquellos países asiáticos donde la hoz y el martillo se ha hecho con el poder, el resultado es el mismo. Por no hablar de otros innombrables al estilo del bolivarismo venezolano donde resulta evidente que su particular Napoleón se hace con el poder exclusivamente para beneficio propio: un pueblo pobre, sometido al yugo, en general bastante improductivo porque si todos somos iguales y ganan lo mismo, por mucho que se esfuercen, ¿para qué hacerlo?, y donde al final los integrantes de sus gobiernos comunistas disfrutan de una evidente situación de privilegio. Usaron la palabra revolución para alentar al pueblo, establecieron un decálogo de comportamiento general regido por la igualdad y los mismos derechos para todos -olvidando la condición humana y suprimiendo las ideas de esfuerzo, mérito, capacidad, motivación a la superación-, limitando al pueblo a una forma de vida de máxima austeridad rayando en miseria, porque el capitalismo es el opio del pueblo y, acto seguido, los mismos dirigentes se rodearon de una condición de vida a todo tren a costa de un pueblo empobrecido, controlado y sometido. Ejemplos existen en todos los países donde el comunismo se ha instalado en el poder y donde, una vez instaurado, ha desterrado la democracia por siempre jamás. ¿Alguien recuerda unas elecciones libres en Cuba, China o Corea? 


El chalet. De entrada no cabe en cabeza humana que el cofundador y secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, y la portavoz de su grupo parlamentario, Irene Montero, decidan organizar su vida privada en un entorno tan capitalista como es un chalet en las afueras de Madrid con piscina, barbacoa y dos mil metros de parcela, con un precio de 660.000 euros que consiguieron rebajar a 615.000, cuando esos mismos dos nos han castigado oídos durante años contra la casta, el capitalismo, el poder oligárquico que representan esos mismos bancos que ahora, graciosamente, le conceden una hipoteca de 540.000 euros a pagar en 30 años con un evidente riesgo porque igual no podrían hacer frente al plazo del mes que viene si tras la votación, infame, de este fin de semana deciden dimitir y quedan sin trabajo. "Cuando estás orgulloso de mirar a los ojos de la gente de tu mismo piso que ven que sigues viviendo en el mismo sitio...", decía  Iglesias en un mitin, o "Luis de Guindos no está capacitado para gobernar por el mero hecho de adquirir un ático de 600.000 euros...". Claro que tienen derecho a dejar su pisito de Vallecas y es lógico que prefieran vivir en un casoplón en la sierra, como todos porque a todos nos gusta criar a los hijos con espacio y verles correr sobre el verde césped y nadar felices. Lo que está mal es hablar de especulación cuando la compra es la del de enfrente y de derecho a la vida cuando es para uno, lo que está mal es alentar al ocupa para la residencia de otro y elevar la valla en la tuya, lo que está mal es justificar el escrache hacia el oponente porque lo consideras un acto de libertad de expresión y tildarlo de revuelta fascista cuando te toca a ti; lo que está mal es terminar durmiendo en la cama del humano cuando hace bien poco afirmabas rotundo que eso estaba prohibido. 

El problema que tiene Iglesias no es el chalet, que en definitiva es lo de menos. La cuestión es que el resto de los animales de la granja le han visto las intenciones y, a partir de ahí, su verborrea habitual queda en entredicho. No es solo el chalet, que, insisto, es lo de menos, es un estilo de vida no habitual en la gente de su bando, como dice el alcalde de Cádiz y que probablemente derivará en su intimidad concluyendo con otras cosas: es mejor viajar en primera que en turista, sin duda al paladar no es comparable el Veuve Clicquot con un Freixenet y hay notables diferencias entre una loncha bien cortada y con la grasa justa de jamón cinco jotas con otra de mortadela con aceitunas -muy rica, pero mortadela...-. Es la buena vida, querido Pablo, más cara que la mala y a la que todos por igual aspiramos y lo único es que todos tenemos que tener el mismo derecho a ganárnosla y debe ser el esfuerzo, la capacidad, la inteligencia de cada cual la que te permita situarte frente a según qué tipo de loncha, pero ese discurso, claro está, no te da votos. 

 El problema de Pablo es que se ha quedado sin discurso por una soberana metedura de pata. Y como esto no es Cuba o Venezuela y aquí la información es libre y la gente replica, opina y vota, no se puede actuar como lo hicieron los revolucionarios de allí que una vez llegados al poder se parapetaron tras el ejército, la censura y la opresión, perros según Orwell, para después rodearse de lujos. Aquí tiene un coste y será para él y ella bastante más caro que la hipoteca de tu chalet y lo será pase lo que pase en esta votación extrema que como huida hacia adelante plantea. ¿Qué va a votar la gente, si está de acuerdo con que se compre un chalet o si tiene miedo a perder a su líder a poco de las elecciones y, con ello, a sufrir una debacle electoral que puede dejar sin trabajo a muchos que hoy comen gracias a Podemos? ¿Alguien duda que el resultado será que le siguen queriendo con chalet, porque el de ellos es para vivir y el de los de la casta es para especular...? 

Por no hablar de la soberbia puñalada que este chalet le da a sus compañeros de formación, concejales que desde que coquetean con el poder disfrutan de esas mieles y también hacen lo que criticaban. El político de derecha, como el de centro, el de izquierda y todos sus votantes es un humano y salvo contadas excepciones de personas entregadas a los demás, que sólo necesitan lo puesto, un techo y cualquier alimento, los demás trabajan para vivir de la mejor forma posible y el que puede se compra un chalet y si tiene piscina, mejor. Quien visita la plaza Roja de Moscú, si no lo espera, queda atónito al ver que en la fachada de enfrente al Mausoleo de Lenin y al Kremlin se encuentra el centro comercial GUM con todas las tiendas de máximo lujo –Dior, Chanel, Cartier etc-; si el líder bolchevique dirigente de la antigua URSS levantara la cabeza y echase un vistazo a lo que hay enfrente, quizás no se resistiría a cruzar la plaza y comprarse algo chulo. La condición humana es así y no es reprochable, pero sí el doble discurso, la ley del embudo y más aún en un político que pretende gobernar a un pueblo harto de política de escaparate. El chalet de Iglesias y Montero ha venido a visualizar que no son tiempos de discursos populistas que se aprovechan de esa envidia humana instalada en nuestro pueblo, que atrapa al que ahora no tiene posibilidad de vivir como le gustaría y al que solo consuela la idea de que mejor que todo el mundo viva peor bajo la bajeza de que hasta que yo no pueda vivir mejor, mejor que tú vivas peor. 

Entre tanto, el partido del Gobierno Central -PP- ha sido condenado como beneficiario de un "sistema de corrupción institucional", algo inédito en Europa que debería provocar en el pueblo escándalo mayúsculo y la coherente salida del gobierno de los miembros de un Partido Popular tocado de muerte por la sentencia del Gürtel y los continuos casos que casi cada mes vienen saliendo a la luz –Cifuentes, Fernández de Moya, Zaplana...-; todos presuntos, pero se hace muy espesa tanta recalcitrante presunción. La democracia que tanto costó instaurar ha degenerado en un mundo proclive para el corrupto y semillero del populista, uno y otro reconocibles a la legua e innecesarios. El panorama es desolador; un PP absolutamente desacreditado tras esta sentencia para seguir en el gobierno un minuto más y, enfrente, una moción de cesura de Pedro Sánchez que bien podría ser rubricada en el porche del chalet de Iglesias. Difícil idear un panorama peor para el resto de los animales de la granja. 

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