El equipo cadista ha cambiado de entrenador pensando en mejorar fuera de casa, pero de momento mantiene el nivel jugando como local. El 4-2 al Córdoba B deja claro el potencial del Cádiz, que se fue al descanso ganando por 3-0 y se relajó, pero cuando olió el peligro con el 3-2 se puso de nuevo las pilas y en tres minutos creó dos oportunidades claras y anotó el cuarto gol.
Muy bien comenzaron las cosas en la nueva etapa de Calderón como máximo responsable deportivo. A los dos minutos, un centro de Andrés Sánchez fue rematado por Kike Márquez a gol, eso sí, con suspense, ya que el balón lo sacó un defensor de dentro y se produjeron unos segundos de duda.
Veinte minutos más tarde, Airam erró un remate, pero en la siguiente jugada enmendó el fallo marcando un penalti que le hicieron a él mismo. El canario marcaba así el primero de sus tantos de la tarde y mantiene su lucha con Juan Villar por ser el máximo goleador del equipo.
De nuevo Airam iba a ver portería a la media hora. Parecía todo claro para el gol de Migue García, que se marchó en solitario con muchos metros por delante para pensar cómo batir a Razak, pero pensó tantas cosas que al final portero desvió su remate, que fue a parar a pies de un Airam que acompañaba la jugada.
El partido no tenía historia y sí un solo color, el amarillo dominador de principio a fin frente a un equipo sin apenas peligro y una tremenda falta de experiencia que lastra su juego y clasificación.
José Antonio Romero dejó en el banquillo a Mendigutxía para la segunda parte, buscando aires nuevos para su equipo, huérfano de jugadas que le permitieran soñar con arrancar algún punto.
El equipo local, seguro de su victoria, bajó un poco el pistón en la segunda parte, sin perderle la cara a la portería visitante, pero no con la intensidad de los primeros minutos, ya que todo estaba visto para sentencia.
González rozó el gol con un disparo que se perdió pegado al poste izquierdo de Aragoneses. Y unos instantes más tarde fue objeto de un penalti cometido por falta de Andrés Sánchez. La pena máxima la aprovechó Dani Espejo para recortar distancias y poner de nuevo las pilas a los locales.
El tedio invadió el partido en una segunda parte que sobraba cada minuto que pasaba. Todo decidido y hasta las gradas muy apagadas tras haberlo dado todo en la primera mitad. Está claro que el Cádiz debe ganar todos los partidos posibles de aquí hasta el final de temporada, pero no está en una situación que le permita regalar esfuerzos. Es por ello que con el 3-0 y todo el control del juego bajó el nivel de exigencia.
Antonio Calderón dio entrada a Dioni, Kike López y Jorge López para refrescar un poco al equipo. El delantero malagueño tomó el relevó de Airam Cabrera, mientras que Kike López entró por un cansado Migue García y Jorge López concedió descanso a Kike Márquez. Esto conllevó un cambio de sistema, pasándose al 1-4-3-3 con Garrido, Luque y Jorge López en la primera línea de tres, dejando por delante a Dioni, Kike López y Villar como delantero centro.
La bajada de intensidad, aunque lógica, pudo costar un disgusto a los gaditanos cuando Sebas marcó el segundo gol visitante con un disparo desde dentro del área. El miedo invadió las gradas, pero el equipo de Calderón dejó claro que este partido no iba a escaparse.
Los cadistas volvieron a subir una marcha al ritmo de juego y en apenas dos minutos crearon dos oportunidades claras de gol... y a la tercera, Kike López la mandó para dentro aprovechando un preciso pase de Dioni.
Ya toca pensar en la Balona, un partido clave para el futuro inmediato del Cádiz, que no puede permitirse ni un solo pinchazo más si quiere meterse entre los cuatro primeros de la clasificación.