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Rafael Barra: “El retranqueo de la valla del puerto no es negociable”

A punto de jubilarse, Rafael Barra dejará a quien le releve un futuro bastante cierto desde el punto de vista de los proyectos que hay que acometer a medio-largo plazo para aprovechar las oportunidades y fortalezas de los puertos de la Bahía

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  • Rafael Barra

Después de 15 años al frente de la Autoridad Portuaria de la Bahía de Cádiz, y a muy poco tiempo para jubilarse, Rafael Barra hace balance de sus años de gestión y nos cuenta los proyectos en los que se está trabajando actualmente. 

—¿Qué balance hace del ejercicio 2012?
—Es pronto pero se puede hacer un balance grosso modo. Dentro del tráfico portuario en general, el contenedor, el ro-ro y los cruceros no han bajado, al contrario, estamos experimentando un cambio, porque están disminuyendo las importanciones, mientras que las exportaciones suben. El contenedor en los nueve primeros meses del año ha crecido un 17 por ciento, el ro-ro se está manteniendo, en cambio, los graneles sólidos están tardando mucho más en superar las cifras del año pasado. El resultado total de todo el tráfico hasta septiembre ha arrojado una pequeña pérdida del 4 por ciento, pero esperamos cerrar el año con las mismas cifras de 2011.

—¿A qué se debe la caída de graneles sólidos?
—A la caída de la construcción principalmente. En 2007 importábamos de China buques de 50.000 toneladas de cemento, y ahora estamos exportando más clínquer que entonces.

—¿Cómo será el cierre del año económico para la Autoridad Portuaria de la Bahía?
—Desde el punto de vista de los ingresos no lo estamos notando porque un tipo de mercancía está compensando a otra. En lo que se refiere al capítulo de personal, con tantos ajustes y con el Plan de Austeridad, nos han obligado a reducir en 500.000 euros esa partida. Para cumplir con esos ajustes hemos eliminado la paga extra de Navidad y se han dejado de renovar los contratos temporales, por aplicación del decreto que el Gobierno central sacó a finales del año pasado. Tenemos 14 personas con contratos temporales, y cinco de ellos vencen a final de este año. No sé lo que vamos a hacer, porque ese personal es necesario para mantener los servicios. Este recorte está afectando fundamentalmente a la Policía Portuaria. La solución que me dan en Puertos del Estado es que contrate una seguridad privada, porque el control de las puertas del dominio portuario no se puede dejar de prestar.  

—¿Qué le parece los dos monumentos que han colocado a los lados del puerto para conmemorar el bicentenario de la Constitución de 1812?
—De lo que está fuera del puerto no opino, porque no es competencia mía. En 2006 cedimos al Ayuntamiento de Cádiz gratuitamente ese espacio que está en dominio portuario, por tanto, no es competencia de la Autoridad Portuaria.

—Son muchos los que solicitan que se elimine la verja del muelle para ensanchar la vía y mejorar las condiciones del tráfico rodado por la Plaza de Sevilla, ¿qué opina usted?
—Cuando se proyectó  la Plaza de Sevilla estaba previsto un ensanche de la vía por la parte de la Avenida de Astilleros, y eso implicaba la demolición de la Aduana. Al proteger este edificio, ese proyecto no es posible, pero la culpa no es de la Autoridad Portuaria, sino del cambio en el proyecto inicial, que contemplaba la demolición de este inmueble.

—¿Pero sería posible una renegociación con la Autoridad Portuaria para retranquear la verja?
—No, porque el Plan de utilización de los espacios se firmó en 2006. No se puede estar cambiando los planes continuamente. Pero quiero dejar claro que lo que imposibilita el primer proyecto de la Plaza de Sevilla no es la valla, es el edificio de Aduanas.

—¿La APBC se ha beneficiado del Bicentenario?
—Ha beneficiado a la zona de Canalejas, pero no a nosotros directamente. Sí quiero resaltar el sacrificio realizado por la comunidad portuaria para no entorpecer los actos del Bicentenario. Algunos han tenido que modificar sus hojas de ruta y sus ritmos de trabajo para colaborar con acontecimientos puntuales.

—¿Cuál es la previsión para el año que viene?
—A finales de verano hicimos un plan de empresa con carácter de cuatro años. En 2013 pensamos crecer del orden de un 5 por ciento y mantener esa línea de subida en los ejercicios sucesivos. Creo que hemos tocado fondo, porque 2008 y 2009 fueron años de caída, en 2010 mantuvimos el tráfico, en 2011 creimos levemente y 2012 nos hemos mantenido.

—¿Va a seguir exigiendo a Puertos del Estado el tren ferroviario de la Cabezuela?
—Los puertos nos autofinanciamos con las tasas que cobramos por tráfico, ocupación y aprovechamiento del dominio portuario. Con ese dinero tenemos que cubrir gastos, e invertir. Todo lo que es reurbanización e infraestructuras internas depende de nuestros ingresos, con la opción de solicitar ayudas de fondos europeos o créditos a los bancos. No obstante, todo lo que es trazado ferroviario o de carreteras hasta un dominio público es competencia del Ministerio de Fomento. Es decir, de la valla para adentro es responsabilidad nuestra, y de la valla para fuera es el Estado. En el caso de la Cabezuela, nosotros hemos construido los ramales interiores hasta el límite de dominio portuario, desde ese punto hasta la red nacional de la Aletas lo tiene que hacer el Ministerio. Así ha funcionado siempre.

—¿Eso quiere decir que hay que olvidarse de ese tren ferroviario?
—El presidente de Puertos del Estado dice que el Ministerio de Fomento no tiene recursos suficientes, y por ello ha pedido que los puertos colaboren. Yo creo que cada palo tiene que aguantar su vela, porque nosotros tampoco tenemos recursos. Pienso que esto debe ser voluntario, de manera que los puertos ricos puedan colaborar si quieren, para que los pobres continúen con inversión estatales. De lo contrario, la competencia es imposible, porque los ricos serán más ricos y los pobres nos hundiremos. No me niego a que Barcelona, Tarragona, Huelva o Cartagena cofinancien las obras que deberían de ser estatales, pero que no nos obliguen a los demás, porque en nuestro caso tenemos menos recursos que ellos.

—¿Le preocupa que Sevilla se incorpore al turismo de grandes cruceros?
—El calado del río Guadalquivir está ahora mismo en 7 metros. A esto hay que sumar que en este caso los cruceros tienen que estar supeditados a las horas de pleamar y bajamar, eso son cuatro o cinco horas. Además, el río tiene meandros, lo que provoca que los barcos grandes no puedan virar de una manera cómoda. Todo esto hace que Sevilla esté limitada a unos 150 metros de eslora y un calado de unos 6 metros. Eso supone el 30 por ciento de nuestro tráfico de cruceros, porque el 70 por ciento de los que recalan aquí tiene una dimensión mayor y, por tanto, la opción de Sevilla no se la pueden plantear. El interés por el turismo de cruceros va en aumento y eso hace que las compañías opten por barcos grandes que puedan transportar a mucha gente y esa tendencia nos favorece. Por tanto, no le temo a la competencia de Sevilla porque jugamos con cartas diferentes.

—¿Cuándo comenzará el traslado del pecio del siglo XVIII que se encontró en la zona cero de la nueva terminal de contenedores?
—El pasado 5 de noviembre adjudicamos los trabajos de reflotamiento y traslado del pecio a la empresa Divership por cerca de 300.000 euros. Actualmente se está cinchanco el pecio y si todo va bien a primeros de diciembre estará completamente dispuesto para su traslado a la estructura metálica que está fondeada para su elevación. Eso quiere decir que  las obras de la nueva terminal van en plazo y de momento no van a llevar retraso por este hallazgo que nos sorprendió en el mes de septiembre. Hemos reprogramado las obras y con eso, hasta ahora, ha sido suficiente.

—¿Cómo va la obra de ampliación de la nueva terminal de cruceros cuya finalización está prevista para el mes de marzo?
—La seguridad de los puertos se ha convertido en el requisito indispensable para poder competir en el turismo de cruceros, con independencia de que se trata de un barco de paso, de los que sólo pasan un día en la ciudad. La terminal que inauguramos hace unos años está pensada para la seguridad de los turistas que embarcan y desembarcan en Cádiz pero no para los que vienen a pasar un día aquí. Como se nos ha quedado pequeña hemos tenido que efectuar una ampliación y en eso es en lo que estamos trabajando ahora. A finales de noviembre adjudicaremos el contrato de las obras para que comiencen en diciembre, y si todo va bien, estará terminada en abril. En enero adjudicaremos la explotación del recinto y la empresa que salga elegida tendrá que equipar la instalación y colocar una terminal satélite en el Muelle Ciudad para facilitar el trasiego de pasajeros y la salida de estos a San Juan de Dios.

—Ya ha pasado con creces la edad de jubilación, ¿piensa retirarse pronto?
—A los presidentes de los puertos nos nombra el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía.  Llevo aquí desde 1997 y como bien dices tengo 68 años. Ya he comunicado a mi partido que me quiero jubilar, y creo que el momento oportuno será a final de año, pero no tengo ninguna confirmación. No creo que me aguanten aquí hasta el verano (ríe), pero es una impresión mía.

—Qué requisitos debe reunir un presidente de una Autoridad Portuaria?
—Creo que el presidente no tiene que entender al cien por cien. Yo soy ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, y lógicamente el puesto me viene bien, pero no es indispensable, y hay ejemplos más que de sobra. Lo que sí debe ser es un buen gestor.

—¿Le han comunicado algún posible nombre? Se habla de Emilio Aragón y Rafael Román, entre otros...
—A mí no me tienen por qué consultar porque eso es responsabilidad del Consejo de Gobierno, que eligirá a la persona que crea más adecuada. En las quinielas han salido varios, como Rafael Román, Emilio Aragón, Francisco Piniella, Luis García Garrido y José Luis Blanco. No voy a hablar de ninguno, ni voy a dar mi opinión porque todos son compañeros, y además no es mi responsabilidad. En Málaga también había muchos candidatos y al final el que ha salido no estaba en las quinielas. No se sabe si aquí puede ocurrir lo mismo.

—¿Cuál es su balance de estos 15 años al frente de la Autoridad Portuaria?
—El gran acierto que hemos tenido ha sido consensuar un proyecto a largo plazo. Cuando llegue aquí, en 1997, no había unanimidad. Entonces, decidimos hacer un plan de desarrollo del puerto y para ello dedicamos todo un año a reunirnos con toda la comunidad portuaria y otros agentes externos que tuvieran algo que decir como son los empresarios y sindicatos. En esos encuentros decidimos apostar por determinados tipos de tráfico y especializar los puertos para esos tráficos. El de Cádiz decidimos dejarlo para contenedor, ro-ro, cruceros y pesca; el de El Puerto lo especializamos en pesca y el de la Cabezuela quedaría para graneles sólidos. Sobre esa base seguimos trabajando a día de hoy y creo que ha sido un acierto. También me siento profundamente orgulloso del equipo directivo que hemos ido configurando con el paso de los años.

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