Cádiz
El director de Planificación de la JMJ ya sólo teme a la lluvia
Una vez superados los retos de seguridad, alojamiento y suministro de agua.
El director de Planificación de la JMJ, Javier Sobrino, asegura que, una vez superados los retos de organizar la seguridad, el alojamiento y el suministro de agua para el Papa y el casi medio millón de peregrinos de todo el mundo que han confirmado su asistencia, ya sólo teme a la lluvia en pleno agosto.
Decenas de miles de acreditaciones personales, 6.000 autobuses circulando por Madrid, un control de visados especial en los aeropuertos, un dispositivo que garantice la seguridad del Papa sin alejarle de la gente y la coordinación de cinco grandes actos con cientos de intervinientes, son algunos de los retos a los que se ha enfrentado la organización de la JMJ.
“Creemos que está todo previsto, tenemos plan B para todo y a veces hasta plan B del plan B, pero la lluvia nos preocupa muchísimo”, dice Sobrino, en una entrevista con EFE a menos de dos semanas del encuentro del papa Benedicto XVI con los jóvenes.
La JMJ, que reunirá en Madrid a más de un millón y medio de personas entre los inscritos y los espontáneos, será el “mayor evento jamás montado en España; un acto para casi dos millones de personas no había sucedido nunca, ni en Barcelona '92”, dice aparentemente tranquilo.
Tampoco le preocupan los incidentes relacionados con el movimiento 15-M en la Puerta del Sol, punto al que irán en procesión los catorce pasos de Semana Santa que figuran en el Via Crucis, uno de los actos principales.
“Nosotros solicitamos esa procesión hace más de un año y en ningún caso se nos ha dicho que no vayamos a poder llevarla a cabo”, dice Sobrino, para quien “es cuestión de las autoridades públicas garantizar que un acto que se ha solicitado con más de un año se pueda producir”.
Por supuesto, cuenta con un plan B, “pero las autoridades nos están garantizando que eso se va a poder producir y nosotros confiamos en las autoridades”.
De hecho, el plan de actuación general de la JMJ estaba completado hace un año y ahora sólo queda asegurar que “la ejecución va en tiempo y forma; vamos en plazo y bien en todas las áreas”, asegura Sobrino, quien trabajaba en el equipo organizador de la candidatura olímpica de Madrid cuando fue fichado por la JMJ.
Desde el principio, una de sus prioridades fue garantizar el alojamiento, la comida y el suministro de agua de los peregrinos ya que “esto es un acto de acogida, una fiesta, y hay que conseguir que se sientan como en casa y eso pasa por que no tengan problemas de alojamiento y en que coman bien”.
La otra fue la seguridad, tanto del Papa y las autoridades, como de los participantes, un asunto que le ha llevado a reunirse hasta en 41 ocasiones con los responsables del Ministerio del Interior con quienes se muestra especialmente agradecido.
Otro ejemplo: todas las personas que vienen de países que precisan visado de entrada en la UE han recibido una carta de invitación personal y en papel timbrado que deberán presentar en los controles fronterizos y que también ha controlado Interior.
Decenas de miles de acreditaciones personales, 6.000 autobuses circulando por Madrid, un control de visados especial en los aeropuertos, un dispositivo que garantice la seguridad del Papa sin alejarle de la gente y la coordinación de cinco grandes actos con cientos de intervinientes, son algunos de los retos a los que se ha enfrentado la organización de la JMJ.
“Creemos que está todo previsto, tenemos plan B para todo y a veces hasta plan B del plan B, pero la lluvia nos preocupa muchísimo”, dice Sobrino, en una entrevista con EFE a menos de dos semanas del encuentro del papa Benedicto XVI con los jóvenes.
La JMJ, que reunirá en Madrid a más de un millón y medio de personas entre los inscritos y los espontáneos, será el “mayor evento jamás montado en España; un acto para casi dos millones de personas no había sucedido nunca, ni en Barcelona '92”, dice aparentemente tranquilo.
Tampoco le preocupan los incidentes relacionados con el movimiento 15-M en la Puerta del Sol, punto al que irán en procesión los catorce pasos de Semana Santa que figuran en el Via Crucis, uno de los actos principales.
“Nosotros solicitamos esa procesión hace más de un año y en ningún caso se nos ha dicho que no vayamos a poder llevarla a cabo”, dice Sobrino, para quien “es cuestión de las autoridades públicas garantizar que un acto que se ha solicitado con más de un año se pueda producir”.
Por supuesto, cuenta con un plan B, “pero las autoridades nos están garantizando que eso se va a poder producir y nosotros confiamos en las autoridades”.
De hecho, el plan de actuación general de la JMJ estaba completado hace un año y ahora sólo queda asegurar que “la ejecución va en tiempo y forma; vamos en plazo y bien en todas las áreas”, asegura Sobrino, quien trabajaba en el equipo organizador de la candidatura olímpica de Madrid cuando fue fichado por la JMJ.
Desde el principio, una de sus prioridades fue garantizar el alojamiento, la comida y el suministro de agua de los peregrinos ya que “esto es un acto de acogida, una fiesta, y hay que conseguir que se sientan como en casa y eso pasa por que no tengan problemas de alojamiento y en que coman bien”.
La otra fue la seguridad, tanto del Papa y las autoridades, como de los participantes, un asunto que le ha llevado a reunirse hasta en 41 ocasiones con los responsables del Ministerio del Interior con quienes se muestra especialmente agradecido.
Otro ejemplo: todas las personas que vienen de países que precisan visado de entrada en la UE han recibido una carta de invitación personal y en papel timbrado que deberán presentar en los controles fronterizos y que también ha controlado Interior.
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